Entrevistas

Juan Azar: «Esta obra es una forma poética de hablar de la actuación»

El dramaturgo, director y actor Juan Azar elige la categoría “teatro sonámbulo” al momento de explicar qué tiene de particular la pieza “Elena de a ratos” que se puede ver los viernes a las 21hs en el Complejo Teatral Ítaca, Humahuaca 4027.

Texto: Redacción Todo Teatro. Fotos: gentileza prensa.

La categoría “teatro sonámbulo” Juan Azar la evoca a un teatro de marionetas en escala real donde seres mitad humanos mitad no, representan en forma simbólica un melodrama sobrenatural. Elena de a ratos es una obra de cuatro personajes para tres actores, donde el espíritu de la fallecida Elena es representado intermitentemente por dos de ellos, quienes también hacen de Hilda y Claudio.

Además de dos sillas, el único elemento escenográfico (móvil) es un marco que sirve de soporte a un telón, que hace las veces de cambiador de ropas donde se sucede la transformación de la médium, lo que aporta un efecto sobrenatural donde la apariencia de Elena es a veces la propia y otras la del cuerpo que habita momentáneamente. La puesta es minimalista e invita al espectador a estar activo en la estimulación de su imaginación. La obra cuenta con la actuación de Juan Azar, Laura Capellano y Valentino Naughton, el vestuario de Rocío Alfonso, la escenografía de Andrés Gutiérrez, la asistencia de dirección de Laura Mateu, y la dramaturgia y dirección del propio Azar. En diálogo con Todo Teatro, Azar explica en profundidad cómo la obra atraviesa su interés por lo sobrenatural a partir de una vivencia personal.

-¿Cuál fue la motivación de poner en escena esta pieza y que representa para vos?
-Tenía una escena suelta escrita hacía unos 5 años. La llevé para disparador de una improvisación junto a Micaela Rey en el Sportivo teatral en uno de los entrenamientos con Ricardo Bartís. La idea de la medium (que podía ser leída como una prostituta que se hacía pasar por quien le pidiera el cliente) era para mí una forma poética de hablar sobre la actuación. Ser otro de a ratos. Ya esa escena de tan solo una página llevaba el nombre que hoy tiene la obra. En ese entonces Mica estaba ensayando Hambre y amor con Ricardo Bartís y nuestros ensayos-pruebas no prosperaron. Pero me parecía un universo muy potente y así quedó guardado en mí, latiendo. Cuando retomé la escritura en pandemia ese universo se amplió. Además de ese primer tema, apareció en forma muy contundente -sin premeditarlo- la violencia de género, y dejé que la escritura haga lo suyo. La motivación concreta de ponerla en escena no es otra que la de montar algo que a mí me gustaría ver en teatro y no encuentro.

-¿Cómo vivís el doble rol de actor y director en una pieza que además escribiste vos?
-Fue muy estimulante desde el principio. No me conformaba la idea de montar una estética naturalista que representara en forma directa las lógicas del texto. Me aboqué entonces a investigar en forma experimental en mi departamento de pocos metros cuadrados, y medio en penumbras, con un lenguaje basado en impulsos físicos y sus derivados. La primera etapa era yo exclusivamente en el rol de director y trabajando con los actores Laura Capellano y Valentino Naughton, sobre los otros personajes. Recién al tiempo pude zambullirme del todo como actor. En la última etapa fue fundamental la incorporación de Laura Mateu en asistencia con quien converso sobre impresiones del trabajo. Fue sorprendente y mágico descubrir esa segunda obra, la que convive en forma lejana con aquella primera escrita. La obra de las acciones.

-¿Qué experiencias vinculadas con la muerte te acercaron a esta temática propuesta en Elena de a ratos?
-Tuve alguna experiencia sobrenatural en un viaje a Bahía de San Salvador en Brasil. En resumen, una noche quise asistir a una persona que creí estaba teniendo convulsiones y cuando me acerqué me sorprendí con que sin abandonar ella esa postura de tensión física y gestualidad muy extraña, me habló como poseída. A la mañana siguiente supimos que esa misma noche había muerto una persona en la vivienda contigua. Pero lo que más me interesa en esta obra, no es la muerte en forma literal sino lo que ya no está y sigue estando en otras formas. Sin ir más lejos el amor que va y viene en formas incomprensibles, a veces luminosas, otras veces oscuras.

-¿Cuál es tu mirada sobre la escena teatral porteña y que colegas que inspiran?
Del teatro comercial no puedo decir más que me desagrada por completo. Luego el llamado teatro independiente, creo se ha ido subdividiendo generando un teatro semi comercial, con obras costumbristas donde la trama gira alrededor de familias disfuncionales y sus puestas giran alrededor de un sofá. Estas me aburren enormemente y creo que arriesgan muy poco en lo que a lenguaje respecta. Admiro el trabajo de Ricardo Bartís, Ciro Zorzoli, Gonzalo De María, Damián Smajo, Pompeyo Audivert, Eugenio Soto, Mauricio Kartun. Los materiales que más me interesan son aquellos que no son pretensiosos, y que invitan a que cualquiera pueda ver teatro sin ser un «entendido» y a la vez convocan a multiplicar sentidos y no dan un material masticado lleno de efectismos. Me genera distancia el teatro de entretenimiento, lo mismo que los esnobismos.

“Elena de a ratos” se puede ver los viernes a las 21 horas en Ítaca Complejo Teatral, Humahuaca 4027. Entradas a la venta en Alternativa teatral.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s