Ribeiro es actriz, autora, directora, docente y productora. El jueves 2 de febrero a las 20hs subió a escena la cuarta temporada de “Broherhood”, la obra que escribió, dirige, y sobre la cual se sigue apasionando. Será en el ciclo verano off del Teatro Metropolitan.
Texto: Redacción Todo Teatro. Fotos: gentileza prensa.
Después de temporadas en el circuito off porteño, Brotherhood debuta en calle Corrientes. La obra plantea un momento en la vida de siete hermanos, precisamente el momento en que los padres comienzan su etapa de deterioro, y cómo enfrentarán la pérdida desde la vivencia que cada uno tuvo como hijo, desde los lugares que ocupan, sus propios miedos, egos, inseguridades, y vivencias. La enfermedad, la muerte y los vínculos familiares forman parte esencial de esta puesta que conmueve al público. En esta charla con Todo Teatro, la autora y directora reflexiona con la importancia de la continuidad de obras que tienen repercusión en escena.

-¿Cómo fue el proceso de escritura de la obra y qué situaciones o experiencias personales te llevaron a indagar los vínculos familiares de esta manera?
-Yo vengo de una familia muy grande, muy italiana, y muy unida. La enfermedad de mis abuelos y sus procesos de deterioro generaron una especie de implosión que hizo que aquello que uno tenía como establecido, dejara de ser lo que era hasta el momento. Eso me hizo preguntar sobre los vínculos de hermandad… ¿qué pasa con ese vínculo cuando llega la orfandad? Ese lazo ¿existe per se, o porque estuvo atravesado por la influencia de los padres? Me pareció un tema muy rico y profundo, y más aún cuando charlando con amigos, me contaban vivencias similares. No hay una sola manera de ser hijo, y con los mismos padres, las infancias pueden ser completamente diferente. En este sentido, Brotherhood está escrita desde la convicción que no existen buenos y malos; cada uno hace lo que puede con la perdida y con las herramientas emocionales que ha podido construir para sí mismo.
-¿Cómo ha sido el trayecto en las temporadas anteriores y qué expectativas genera el paso al Metropolitan?
–Brotherhood es una obra que tuvo una respuesta inmediata en el espectador, una suerte de identificación con el tema y los personajes. Estrenamos en el teatro NUN a sala llena de principio a fin; después vino la pandemia y la guardamos para volver con toda la fuerza. En la gira que hicimos por la provincia de Buenos Aires la respuesta de la gente fue increíble, y las devoluciones muy conmovedoras. En Dumont 4040, además de consolidarse con el público, la obra tomó cuerpo, y se enriqueció desde todos los aspectos.

-La muerte de los padres y el vínculo entre hermanos aparecen como temas centrales en la propuesta ¿Qué desafíos implicó llevar a escena estas cuestiones que, por cierto, nos tocan a todos muy de cerca?
-Con el tiempo y con experiencia propia y ajena, hoy entiendo que la perdida es algo irreparable y triste, pero el deterioro es demoledor. Ese trayecto “hacia” es un camino doloroso, difícil y sin retorno. Así como el público, en Brotherhood todos somos hijos, y en el tránsito a la construcción de esta obra hablamos mucho, compartimos muchas situaciones personales, y fuimos una suerte de sostén. El arte como sublimación y catarsis, el arte como puente a la sanación.
-¿Qué cosas te inspiran a la hora de escribir?
-Cualquier cosa puede ser un disparador, una música, una foto, un paisaje, una camisa, un gesto, una sensación; cualquier cosa que me tracciones internamente a construir algo que quiero contar. Siento que la idea siempre esta dando vueltas y los disparadores son la llave para encontrar el por “donde” arrancar.
Brotherhood con dramaturgia y dirección de Anahi Ribeiro, y actuaciones de Julia Funari, María Forni, Carlos Marsero, Ingrid Mosches, Mariano Sacco, Sebastían Femenia y Bárbara Majnemer. Funciones los jueves a las 20 horas en el Teatro Metropolitan, Avenida Corrientes 1343. Entradas por Plateanet.