El dramaturgo y director Martín Flores Cárdenas está presentando actualmente el unipersonal «No hay banda» en Casa Teatro Estudio, una pieza catártica sobre el teatro, la actuación y el arte.
Por Sandra Commisso. Fotos: Nora Lezano.
Entre las decenas de salas teatrales que tiene la ciudad de Buenos Aires, hay una en el límite entre Almagro y Villa Crespo, que es una caja de sorpresas. Donde alguna vez hubo una zapatería, y más tarde funcionó Elefante Club de Teatro y luego, Los Vidrios, ahora está Casa Teatro Estudio, espacio de creación y experimentación teatral, a cargo de Martín Flores Cárdenas. El dramaturgo y director está presentando actualmente No hay banda, en la que retoma sus orígenes como actor, con una obra propia, casi imposible de clasificar. Solo en un escenario casi por completo vacío, Flores Cárdenas ofrece una obra donde la cuarta pared es más invisible que nunca, en la que se asiste a una catarsis donde el dolor por varias pérdidas se mezcla y dialoga con la reflexión sobre el teatro, la actuación y el arte como espejo de la vida.
¿Cómo surgió la idea de esta obra que, según aclarás en escena, te querías sacar de encima?
Durante el año 2018 murieron mi papá y mi abuelo, con dos meses de diferencia. No había empezado a elaborar un duelo que enseguida vino otro. Entonces la muerte se volvió un tema y un motivo para mí más allá de la conmoción que me provocó y provoca la falta de esas personas. Escribí y monté una obra que hizo una única presentación en un festival. Pasó todo junto, en un proceso muy intenso… Y enseguida tuve la necesidad de alejarme de todo eso para poder seguir con la vida, hacer otras cosas. Pero no pude. De ahí surgió la necesidad de hacer otra obra que incluyera aquella. El tiempo me dio la posibilidad de volver sobre ese tema con otra perspectiva.

El hecho de decidir hacer todo vos, escribir, actuar, dirigir, sobre todo después de muchos años sin actuar, ¿cómo lo vivís?, ¿por qué elegiste retomar la actuación con este material?
Si bien me parecía necesario, también me resultaba un poco incómodo volver sobre aquel proyecto. Preferí no comprometer a nadie. Refugiarme de alguna manera en la comodidad que a veces me da hacer cosas en soledad. La obra se está dando a conocer de una forma bastante singular, me parece, se va abriendo de a poco. Para mí era la única forma. La voy llevando como puedo. Por otro lado, la decisión de estar en escena me permite como director y autor meterme en problemas nuevos. Pensé: voy a estar ahí, ok. ¿Pero voy a actuar? ¿Se puede estar en escena sin actuar? La obra representa una investigación, una puerta hacia lugares desconocidos o muy poco transitados por mí. Con No hay banda se me volvieron más intensos algunos interrogantes que me venía planteando sobre los límites de la existencia y la representación.
Lo despojado, el artificio está puesto en evidencia y eso me parece uno de los puntos más interesantes. ¿Por qué lo decidiste así?
Fue la única manera que encontré de hablar de la ausencia. O la más contundente. No sé. Creo que, de alguna manera, el teatro siempre pone en valor la falta. Supongo que para creer que algo que no se puede ver ni tocar, existe, es necesario espacio y tiempo. Hay que darle lugar.

Agregaste funciones, ¿te sorprende la buena repercusión de público?
No hay banda se está convirtiendo en una obra de viaje, la abrí al público sin saber qué iba a pasar y se transformó en lo que es ahora. Por suerte, está generando su propio público. Enseguida, apenas arranqué, tuve que agregar un horario alternativo y también se pusieron en contacto conmigo programadores y productores de afuera con los que ya trabajé, interesados por este trabajo. Supongo que es muy fácil y barata de llevar a cualquier lugar y eso la vuelve atractiva en ese sentido.
Si funciona con el boca a boca, vas a tener que seguir subiéndote al escenario. ¿O no?
No sé cuánto tiempo la voy a hacer. Claro, nadie sabe nunca. Pero en general el cierre o la bajada de cartel está determinada por el acompañamiento de público. Por ahora disfruto del problema en el que me metí. Y me parece que al público eso le interesa. Algo está pasando con la obra, y eso vuelve más intensa la discusión interna sobre estar o no estar en escena.
«No hay banda» se presenta los viernes a las 20.30 en Casa Teatro Estudio, Guardia Vieja 4257. http://www.casateatroestudio.com
1 comentario en “Martín Flores Cárdenas: «El teatro siempre pone en valor la falta»”