La nueva creación del grupo Piel de Lava aborda la distopía política en un mundo cada vez más inentendible. Las funciones son en el Picadero.
Texto: Redacción Todo Teatro. Fotos: gentileza prensa.
Después de la archifamosa y exitosa Petróleo, el grupo Piel de Lava, encaró un nuevo proyecto, Parlamento, que ya va por su segunda temporada y que reestrena en el Picadero. Las integrantes del grupo, Elisa Carricajo, Pilar Gamboa, Laura Paredes y Valeria Correa hablan de su nueva creación en conjunto, después de más de 20 años de trabajar juntas.
Parlamento es la sexta obra del cuarteto de actrices que revoluciona la escena desplegando una maquinaria teatral en la que las artistas actúan, escriben y dirigen sus propias obras. En una primera temporada bajo la modalidad de investigación performática, la pieza ofreció funciones en un formato inacabado en la sala Arthaus Central. Ahora, presenta su versión final en el Picadero, coincidiendo con tiempos de reflexión sobre la política y con una puesta en escena que vincula la circulación discursiva, el rol de las mujeres y la apelación al campo de las emociones.

La obra propone una investigación sobre la teatralidad de los discursos políticos contemporáneos en el marco de un escenario distópico donde un grupo de diputadas debaten de forma incesante y circular; mientras que la Tierra -o lo que queda de ella- se ha vuelto una abstracción, un “abajo”; un lugar asediado por las llamas. Desde una nave que protege a estas cuatro diputadas del fuego y las mantiene orbitando en el espacio, las representantes del Parlamento en Órbita Global cumplen sus funciones, votan leyes, cantan himnos y se abrazan desesperadas a la performance alejadas del “abajo”.
-¿Cómo surge Parlamento?
–Laura Paredes: Luego de nuestra última obra, Petróleo, teníamos ganas de comenzar un nuevo proceso, pero no teníamos muy claro por dónde empezar ni en qué tipo de espacio nos imaginábamos la nueva aventura. Y en medio de esta incertidumbre surgió la propuesta de un espacio nuevo que estaba por abrir, llamado Arthaus al que nos invitaban a hacer una investigación de dos meses sobre algún tema que nos interesara abordar. Frente a esta propuesta tan inusual (nos daban el espacio para probar lo quisiéramos) les propusimos hacer una residencia y aperturas de la misma. Casi no existen residencias de investigación para escénicas en Buenos Aires. Este proceso nos permitió durante todo el 2023 investigar, probar, ir armando y luego mostrar, volver pensar los materiales, volver a mostrarlos. Así se nos ocurrió investigar sobre la performatividad de los parlamentos y los discursos políticos contemporáneos. Y así empezamos a trabajar
-¿Qué particularidad tiene esta nueva obra respecto de las anteriores?
–Pilar Gamboa: Esta obra podría decirse que es la más particular de nuestras obras en su proceso. Después de Petróleo, la idea de saltar hacia otra aventura, nos daba cierto pavor, y esta propuesta privilegiada de poder investigar y mostrar el proceso fue un lujo que nos pudimos dar y que finalmente derivó en Parlamento. El teatro siempre tiene eso de que te da «revancha» porque función tras función se puede modificar, entender otra cosa, probar diferentes tonos, pero siempre dentro de la partitura ya establecida. Parlamento fue el paroxismo de eso, ir probando escenas, función a función, o se quitaban otras, o se partían en dos, todo en vínculo directo con el público, se probaba con la gente de testigo. Hasta que finalmente, después de casi un año, en enero de 2024, la llevamos al festival de Santiago a Mil en Chile, y ahí sentimos que la obra estaba cerrada en el mejor de los sentidos. Algo así como una versión definitiva, aunque en el teatro y en Piel de Lava lo definitivo siempre está en movimiento.

-¿El proceso de construcción creativo de las obras es siempre el mismo? ¿Cuál es son los ejes o mecanismos fundamentales de la dinámica de trabajo del grupo?
–Valeria Correa: En un momento determinado nos dimos cuenta que repetíamos ciertos patrones a la hora de crear nuestras obras. Dos o tres formas de punto de partida para investigar los universos que vamos a abordar. Decidimos cuál es el mundo que queremos explorar y vamos tomando decisiones en relación a la puesta de escena o de actuación. Reglas de juego desde dónde partir. Luego la forma de trabajo que cada obra necesita se va desplegando en el proceso de ensayo. Armamos las obras mientras las vamos probando en escena y escribiendo a la vez, en un diálogo entre el escenario y la escritura. Nunca es algo previo que escribimos y luego montamos, sino que la obra se va construyendo en el proceso como algo vivo que a su vez dialoga con su contexto de creación y de producción. Si tenemos como regla no repetir las estructuras ni el lenguaje de la obra anterior. Necesitamos hacer un corte entre las obras, diferenciarlas con claridad. Pero también al ser un grupo cerrado (recién en esta, nuestra sexta obra, incorporamos un nuevo intérprete invitado: Zypce), hay algo que se repite que es el grupo y nuestra dinámica de trabajo, donde todas hacemos todo en una anárquica horizontalidad de roles.
-¿Cómo dialoga la obra con el contexto socio político actual? ¿Qué reflexión les despierta a ustedes como artistas y qué creen que se lleva el público al verla?
–Elisa Carricajo: Esta obra se empezó a escribirse en febrero del 2023 cuando la realidad política actual era inimaginable. Algo nos llamó la atención en los parlamentos europeos, el conflicto como estrategia de diálogo, la derechización de loa discursos, el crecimiento del uso de los recursos perfomáticos por parte legisladores y legisladoras. Y nos pusimos a trabajar sobre eso. A investigar esas sonoridades que todavía sonaban lejanas. Cuando empezamos a abrir los resultados de la residencia en junio del 2023, el escenario político ya había cambiado bastante en relación a febrero. Desde entonces la sensación fue a veces que la realidad devoraba a la obra. ¿Qué mecanismo ficcional podía ser más potente que los que la política desplegaba cada día?

-Una vez más la realidad parece superar la ficción.
–Elisa Carricajo: No nos propusimos hacer una obra que hablara “sobre el contexto”. Si nos lo hubiéramos propuesto seguro que no nos salía. Pero termino siéndolo por algo más intuitivo que tiene la creación grupal. Y en estos tiempos donde todo se dirime en redes volver al ritual colectivo del teatro para generar un espacio común de encuentro cobró un valor particular. La obra finalmente profundizó en lo distópico como un modo de indagar en los límites de la crueldad imperante, los de su propio canibalismo, donde de tan voraz, tal vez, hasta podría devore a sí misma. Desde el humor y el absurdo se pregunta ¿hasta dónde podremos llegar? Tal vez imaginar el final de este viaje suicida, lejos de habilitar el pesimismo, nos permita fantasear nuevas formas de timonear a tiempo. Y si no (en el mejor de los casos) al menos, nos reímos un rato.
Parlamento tiene funciones martes de agosto y septiembre a las 20.30 en el Picadero, Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857. Localidades disponibles en Plateanet, Ticket Bs As y la boletería del teatro.
