Una pasión familiar por Vincent van Gogh resucita al pintor en escena

Los hermanos Joaquín y Florencia Berthold son los artífices del premiado unipersonal Vincent, el loco rojo, sobre la figura del mítico artista, que tiene funciones en el teatro El Grito.

Texto: Redacción Todo Teatro / Fotos: gentileza prensa.

Uno de los artistas que más interés han despertado a lo largo de la historia es Vincent van Gogh, no solo por su impresionante obra sino también por su trágica vida. Su figura revive en un escenario porteño en el unipersonal Vincent, el loco rojo que se puede ver en la sala El Grito. Con dramaturgia y dirección de Florencia Berthold e interpretación de Joaquín Berthold, la obra no solo retrata al hombre detrás del artista, además es el resultado de un proyecto familiar que une a los hermanos Berthold en la misma admiración por el pintor, a su vez heredada de su madre.

Vincent, el loco rojo muestra a un hombre descarnado, frágil, sensible, violento y lleno de ilusiones, y lo trae al presente para contar sus desamores, su pasión por la pintura, sus traumas de infancia y la frustración por no haber podido vender en vida, viendo que hoy es uno de los artistas más reconocidos de la historia.

-¿Cómo surgió la idea de un unipersonal sobre Vincent van Gogh?
–Flor: Con Joaquín hace años queríamos hacer algo juntos, y que yo le escribiera un unipersonal. Habíamos sopesado varias opciones y en un momento en que mamá estuvo mal de salud apareció la idea de hacer algo sobre van Gogh, porque ella es artista plástica y siempre lo admiró especialmente. Así que eso y que nos quedaba justo por el parecido físico de Joaquín es lo que nos definió por este texto.

-¿Qué significa este artista para ustedes?
–Flor: De chicos fuimos a Holanda y estuvimos en el museo van Gogh, fue muy emocionante, siempre habíamos escuchado hablar de él y ver sus cuadros fue impactante. Ahí sentimos que lo que él hizo fue darle vida y movimiento a la pintura, y lo que quisimos transmitir en la obra. Además, la interpretación emocional de Joaco remite al preexpresionismo de van Gogh.

-¿Cómo es la experiencia de trabajar en familia?
–Joaquín: yo desde el principio quería que armemos la obra de esta manera, en familia. Trabajamos mucho juntos pero nunca todos en el mismo proyecto, y sentimos que todo lo que cada uno aporta a la obra se potencia. La verdad es que es tan personal el espectáculo, tan emocional, que no me la puedo imaginar con otro equipo de trabajo. Además hacerla en el teatro el Grito que es nuestra casa refuerza la idea de que esa era la mejor opción de equipo.

-Por fuera de la obra, ¿cómo ven la actividad teatral en el contexto actual?
–Joaquín: el teatro existe desde el inicio de la Humanidad con los “rituales», como diría Grotowsky. Pasó todos los momentos brillantes y terribles de nuestra existencia, a lo largo de la Historia. El teatro tiene la potencia de lo vivo, de la experiencia transformadora, Por eso, no estamos ni cerca de que este momento en particular sea tan terrible como los que se fueron sucediendo en siglos pasados. Si bien es cierto que hubo una baja de público en general, se entiende porque la gente está cuidando el bolsillo y hoy salir no implica solo una entrada de teatro: es transporte, es cenar o tomar algo y en ese combo está difícil afrontarlo. Pero la gente quiere ver teatro. La entradas del teatro independiente son un equivalente a tres cafés así que si quieren vivir la experiencia, la posibilidad la tienen.

-Ustedes, como gestores de una sala independiente, además, lo tienen muy en claro el tema.
–Joaquín y Flor: Nosotros, cuando ponemos el precio de las entradas, también estamos pensando en la realidad que nos toca vivir a todos. Sin duda en Buenos Aires somos la meca mundial del teatro, con más de mil espectáculos al año. Vamos a seguir generando, porque para nosotros es indispensable hacerlo, Por más que sepamos que no estamos operando del corazón a nadie, si sabemos que igualmente podemos salvar la existencia de muchos.