Entrevistas

Inda Lavalle, una actriz que vive el teatro como fiesta y militancia

La actriz que forma parte del elenco de «Nada que no quieras», los jueves en el Picadero, recuerda sus inicios junto a Alejandra Boero hace más de 30 años. También habla de su pasión por la lectura y cuenta su preocupación por el futuro del teatro en el actual contexto político.

Texto: Sandra Commisso. Fotos: gentileza prensa.

Cuatro nombres femeninos fuertes de la escena como Mirta Busnelli, Miriam Odorico, Mónica Raiola e Inda Lavalle, dirigidas por otra mujer, Corina Fiorillo, componen el grupo que sale a escena con Nada que no quieras, de Fabián Saad en el Picadero. La obra expone las miserias de cuatro mujeres que, en su convivencia, sacan a la luz secretos, rencores y traiciones, al borde de la sordidez pero con un tono de comicidad que les permite sobrellevar mejor las desgracias.

Inda Lavalle que, entre muchas obras, formó parte de la ya legendaria La omisión de la familia Coleman desde sus inicios (al igual que otra de las protagonistas, Miriam Odorico) también aquí toma las riendas de un personaje con un entramado familiar más que conflictivo. «Mi personaje es Brenda, hija de Emilia, interpretada por Mirta Busnelli, que llega casi sin aviso a la casa materna luego de tomar una gran decisión en su vida», cuenta la actriz. «Brenda llega buscando amparo y refugio en los brazos de su madre pero esos brazos no tienen nada para ofrecer. Creo que la falta de comunicación o los malos entendidos son condicionantes en este vínculo y estos personajes no encuentran la manera de relacionarse desde el amor. Todo es reproche y decepción. Si tan solo aparecieran las palabras justas y el calor del abrazo estas mujeres podrían construir algo más amoroso. Pero estas formas datan de hace tiempo y pareciera que ya no va a suceder».

-En el elenco más la directora, son todas mujeres, ¿eso le da otra dinámica al trabajo en conjunto?
-Me gusta trabajar con estas mujeres que admiro. También la asistencia, el vestuario y la producción está a cargo de mujeres. Creo que sí. Que se arma una dinámica particular. Algo como de andar en “bombacha por la casa”. Por ahí es naif este comentario pero se me viene esa imagen. Corina es una directora súper abierta y comprensiva. Como capitana del trabajo también es generadora de esta “comodidad”.

-Tu carrera ya lleva muchos años, en el teatro independiente sobre todo, ¿qué es lo que mantiene viva esa llama de la actuación?
-Yo arranqué mi carrera en el año 1993, haciendo un reemplazo en la sala Andamio 90. La obra era Sopa de pollo y el personaje de mi madre lo interpretaba nada más ni nada menos que Alejandra Boero. Lo que a mí me pasó en ese momento es algo que me sigue pasando arriba del escenario y lo resumo en la palabra “fiesta”. No concibo la vida sin teatro. Es mi forma de militancia. Es una fiesta que no para de invitar. Para mí el teatro es red, es refugio, es trinchera. Es posibilidad. Es el otrx. Soy docente también y me conmueve ver lo que genera nuestra actividad. El teatro invita a la reflexión, a ponerse en el lugar del otrx, a no juzgar, a rescatar. Para mí el mundo es muy áspero y horrible, lo que está sucediendo en nuestro país con este gobierno me asusta y me preocupa y sé que esta actividad es más que necesaria en esta coyuntura. Así que la llama sigue encendida.

-Teniendo en cuenta esa situación, ¿cómo ves el panorama teatral argentino hoy?
-Lo veo así y quiero mencionar al Instituto Nacional del Teatro. El INT se creó en 1997; es un organismo autosuficiente, autárquico, esto quiere decir que el dinero que maneja y distribuye proviene de la recaudación de algunos impuestos, entre ellos, el impuesto a la venta de entradas. No genera gasto alguno al bolsillo de la gente. El INT fomenta y sostiene la actividad teatral independiente del país. Genera puestos de trabajo.
Si hay trabajo, hay recaudación. Si hay recaudación hay fondos para seguir sosteniendo la actividad. Hay dos artículos de la Ley Ómnibus que interpelan al INT. El primero habla de derogar la Ley 24.800 que es la que rige al organismo y el segundo artículo plantea la reasignación de sus recursos humanos, presupuestarios y materiales. Si estos artículos de esta ley entran en vigencia y el INTya no cuenta con esos recursos, desaparece. Y con él cientos de trabajadores y trabajadoras de la cultura perderían su empleo.

-Sería un golpe tremendo para el teatro independiente, básicamente.
-El teatro independiente tiene una función social inmensa, para mí, el teatro independiente genera encuentro y bienestar. Desde el teatro busco hacer poesía del dolor, busco contar historias para compartir la alegría. Pienso que desde este lugar de independencia, podemos hacer valer la voz de muchxs. En el teatro independiente hay lugar para todxs. Se reparte lo que hay. Se come. Se bebe. Se baila. El teatro invita a la reflexión, al pensamiento; repito, hay lugar para todxs. Se entiende. El teatro independiente puede molestar. Y molesta. Molesta a un modelo de país. Estos dos artículos de esta Ley Ómnibus, presentados por el poder ejecutivo al Congreso de la Nación, son una afrenta a nuestro trabajo, a la libertad de expresión y a la cultura popular de nuestro país. También quiero mencionarque el Fondo Nacional de las Artes y varios organismos culturales que sostienen a otras expresiones, lenguajes y oficios culturales de nuestro país serán atravesados y desfinanciados por otros artículos de la misma ley. Por todo esto, veo un año de lucha y resistencia para nuestro teatro argentino. Todo es político.

-Sos una gran lectora. ¿Cuánto de esas lecturas nutren y cómo a la actriz?
-Hace algunos años me di cuenta de que estaba leyendo un libro por semana y me hizo mucha ilusión pensar que en un año iba a poder leer 52 libros, así que públicamente, desde mis redes sociales, empecé a contarlos. Lo máximo que llegué fueron a 36. Para mí, es nutrir la imaginación. Durante lo que dura la lectura de un libro me zambullo en esa historia y que los personajes me acompañen. Como actriz todo el tiempo necesito alimentar mi universo. Confío en mi intuición y mi inconsciente. Ellxs sabrán qué hacer. Tampoco concibo la vida sin libros.

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