La nueva obra del director, junto al Grupo Marea, se puede ver en la Sala Martín Coronado del Teatro San Martín. Es una indagación sobre el tiempo y sus consecuencias, abordada desde la filosofía, el humor, la política, el arte y que abre muchos interrogantes.
Texto: Sandra Commisso. Fotos: Prensa CTBA
Un hombre, a sus 30 años y a sus 60; en el presente; en el futuro. A partir de esa idea nace Los años, con la particularidad de que, ambos tiempos, el 2020 y 2050, transcurren simultáneamente en escena, gracias a un impactante dispositivo escenográfico. La hija del personaje, que en el presente aún no nació y en el futuro enfrenta a su padre, por considerarlo ausente, es quien une ambos tiempos, con su relato, apenas separado por la frágil pared de la escenografía. «Además de indagar sobre el tiempo y lo que su paso nos provoca a las personas, la obra tiene mucho que ver con la relación padres e hijos. porque a los 30, el protagonista está a punto de ser padre y se imagina el futuro de ese hijo y a los 60, se reencuentra con esa hija que no ve hace mucho», cuenta Mariano Pensotti sobre su obra más reciente.
«Lo generacional también va marcando y modificando el tiempo de una manera particular. Hace 20 años yo pensaba los vínculos desde el lugar del hijo y hoy lo hago desde el lugar del padre, gracias a la relación con mis hijas. Y también por eso aparece más la preocupación por el futuro», asegura.

El director destaca que, por otra parte, la obra también habla del recorrido del grupo a lo largo de los años, de la condensación de muchas ideas.El grupo Marea lo forman, desde hace 23 años, Pensotti junto a la escenógrafa Mariana Tirantte, el músico Diego Vainer y la productora Florencia Wasser. Algunas de las obras que recorrieron el mundo son El pasado es un animal grotesco (2010), Cineastas (2013), Cuando vuelva a casa voy a ser otro (2015), Arde brillante en los bosques de la noche (2017) y El Público (2019). En Los años actúan Mara Bestelli, Marcelo Subiotto, Bárbara Massó, Paco Gorriz y Julian Keck.
Para poder sostener un grupo tantos años y seguir creando es clave que los trabajos tengan su propía dinámica, dice Pensotti, que pueden surgir de una manera y terminar de otra, para que el grupo no se adormezca. «Somos muy permeables a las cosas de nuestras vidas personales, desde lo individual y lo colectivo, porque todo va a atravesar nuestras ficciones. Suele haber un largo periodo creativo en el que solo surgen ideas, y hay que bancarse la incertidumbre», cuenta. «Por eso durante la pandemia pensamos en que no íbamos a poder trabajar más. Por eso algo de esa urgencia terminó tiñiendo esta obra. Y a la vez la veo muy vital, como diciendo vamos en contra de ese futuro que parece que no existe, que planteaba la pandemia, Es utópica y optimista en ese sentido».

En Los años, lo político está muy presente pero de una manera que no se parece a las ficciones recientes enfocadas en las distopías y sin embargo, resuena mucho en la actualidad. Pensotti explica: «Si vemos lo que pasa con el neofascismo en muchos paises europeos, actualmente, son movimientos que no son ingenuos, dan cuenta de un momento complejo de superposicion de modelos, de cómo ordenar o armar una sociedad. Lo hemos visto a lo largo de la historia y, paralelamente, el capítalismo está cada vez más uniforme y recalcitrante y en lo que triunfó es en instalar la idea de que es lo único posible y lo que exisitió siempre. Los años no habla especificamente de eso pero sí abre la puerta ficcional sobre cómo pensar el futuro».
En cuanto a uno de los planteos más originales de la obra, que es la puesta en escena simultánea del presente y el futuro, Pensotti describe: «Si bien mostramos dos tiempo, creo que en realidad, mostramos tres porque mientras uno ve los dos tiempos simultáneos, en la cabeza se construye lo que pasó en el medio. Y a eso se suman las expectativas que tiene el joven, más los recuerdos distorsionados del más viejo, que generan un tiempo intermedio en el espectador y creo que ese lugar de cruce es el presente».
En definitiva, lo que sucede en escenario es, según cuenta el director, un ir y venir de momentos, tal como acontece en nuestra memoria. «El tiempo es un poco eso, una serie de retrocesos y avances en nuestra cabeza sobre nuestros recuerdos ficcionalizados y nuestro futuro imaginado».

Algo como una foto de la infancia o una actual de la misma persona hacen pensar: ¿cuál de las dos imágenes representa más a una persona? «¿Con qué foto recordás a alguien? Actualmente eso se acentúa, porque gracias a las redes sociales te ves confrontado con imágenes distintas de vos mismo. ¿Quién es uno de todos esos?»
En ese contexto aparece el teatro, como puro presente, tan efímero. «Es lo contrario al cine, la foto, el streaming, a lo audiovisual que se desespera por hacer archivos, por apresar la experiencia. El teatro es puro presente y después que termina una función, queda puro relato personal, el recuerdo de la experiencia». En ese sentido, es curioso que, un arte tan antiguo como el teatro sea lo más moderno y contemporáneo.»Una película o una serie, el dia de su estreno ya es pasado. En cambio, el teatro es ahora, lo ves, te vas y listo./Por eso me parece tan interesante para hablar sobre el paso del tiempo, por su esencia efímera, es el único arte donde podes sentir el paso del tiempo. También lo tiene la musica pero hay un registro, es más intangible…en ese sentido hay algo épico que despierta el teatro».

Por eso, con el grupo, dice Pensotti, la idea es expandir los límites del teatro contando grandes historias, que el teatro no se limite a pequeños dramas cotidianos sino que también se meta a narrar temas más complejos, desde lo narrativo y desde lo escénico. «Incluso que desde los dispositivos escénicos se le genere cierta dificultad al actor, que no sean meros decorados sino que cuenten historias por si mismos. y ahi se da una batalla en vivo entre los actores y estos dispositivos».
Luego de un año de gira por Europa, Los años aterrizó en el circuito del Complejo Teatral Buenos Aires, con la carga simbólica que conlleva estar en la sala principal del San Martín, algo que tanto Pensotti como todos los integrantes de Marea, lo viven como un triunfo personal. «Por muy progres que sean, la mirada europea no deja de ser colonialista sobre Latinoamerica y romantizar esa mirada no está bueno», asegura Pensotti. «Imaginate todo lo que haríamos si tuviéramos máas recursos. Por eso me parece importante destacar que el teatro argentino no tiene que quedar relegado a lo que se puede hacer con dos mangos, De hecho, nosotros de acá no recibimos apoyo de nadie, y nos bancamos con los festivales que nos invitan y lo que conseguimos por fuera, por nuestra cuenta. Y vamos por más».