Detrás de escena

Yegua y la construcción de una masculinidad lésbica

La actriz Melina Milone protagoniza la obra “Yegua” de Bel Gatti con dirección de Maruja Bustamante. Ahora en el Teatro del Pueblo los días viernes, comparte escenario con Analía Ayala, Jorge Chefs y Pablo Viotti. La invitamos a escribir esta columna sobre los sentimientos que la unen a Tortón, su personaje.

Juego a Tortón en cada función desde mi ser lesbiana, viviendo en el conurbano bonaerense y sin los privilegios que te da no tener un cuerpo hegemónico. Y digo ‘juego a Tortón’ porque lo siento así, le presto mi cuerpo y mis emociones y ella/él me da esas hermosas palabras que yo no hubiera sabido ordenar en mi boca, pero que al decirlas las siento mías y como Tortón: salto, ruedo, grito, canto, lloro,  exijo, me desarmo, me desnudo, me enamoro, me abandonan, muero y vuelvo a nacer.

El texto de Bel Gatti me divierte y me emociona porque tiene un discurso irreverente: Tortón lo deja todo por amor o desamor y se va a vivir con las monjas pero habla en contra de la religión, contra los mandatos, en contra de los machos, sueña con el amor entre mujeres, entre tortas no mujeres, sin cuerpo, sin palabras, pero todo su ser está lleno de contradicciones, se apasiona, se excede y pide que por favor que no la abandonen. Todo esto hace que prácticamente yo no tenga que actuar, solo buscar esa verdad en mí en cada función. Como me dijo Bel Gatti una noche: “No tenés nada de Tortón pero entendés cada una de sus palabras”.

Cómo no entender si finalmente Tortón sólo quiere que la quieran, que no la abandonen y se encuentra en la naturaleza y se funde en ella, en esa llanura pampeana bonaerense. Recuerdo que cuando estudiaba la última escena, miraba desde mi ventana y escuchaba los pájaros, el ruido del viento entre los árboles y me tiré en el suelo a ver las formas de nubes corriendo carreras lentas, como dice el texto de Bel, que habla del amor con imágenes tan bellamente poéticas.

Cuando Maruja me llamó para ofrecerme el texto, sin leerlo le dije que sí, siempre quise trabajar con ella, ella lo hace todo tan simple, nunca te va a pedir algo que no puedas hacer. Ella no exige, no pide, todo fluye. Es como si no quisiera nada de vos pero a su vez lo espera todo. Y de a poco fue armando un mundo maravilloso, desde la puesta fue conjugando la relación entre Tortón, sus pocas cosas, la moto Daisy y la Yegua. Fuimos jugando, probando, afianzando la relación con actores que no nos conocíamos y que hoy nos entendemos sin mirarnos. En escena Anita Ayalah es Daisy mi moto, prácticamente todo lo que tengo; Jorge Thefs es la Yegua mi compañía y mi amor en el monte y Pablo Viotti la monja encarnada en todas las monjas. Con ellos tres jugamos en cada función y eso para mí es una fiesta.

Confié desde el primer momento y sé que no me equivoque: Yegua es una gran obra, hecha por buenas personas. ¿Qué más se puede pedir, para hacer teatro hoy?

“Yegua” se presenta los viernes de noviembre a las 22:30 horas en el Teatro del Pueblo, Lavalle 3636. Entradas por Alternativa Teatral.

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