Entrevistas

Silvia Pérez: «Me gustaría hacer humor de nuevo»

La actriz protagoniza «La última Bonaparte», un biodrama que combina aspectos de la vida de Marie Bonaparte y otros de su pasado como chica Olmedo. La obra como una búsqueda interna y las similitudes entre dos personas que, en apariencia, tienen poco en común.

Por Diego Jemio. Fotos: Nahuel Berger.

¿Por qué quisiste hacerla? La pregunta flota a lo largo de La última Bonaparte. Y no es para menos. Justo ella, Silvia Pérez, símbolo sexual de los 80, interpretando a Marie Bonaparte, sobrina nieta de Napoleón, que se hizo famosa por investigar la anorgasmia. Esa propuesta -en realidad, el cruce entre las dos vidas- se convirtió en un pequeño fenómeno del off, con sala llena desde febrero en todas las funciones.

La ex chica Olmedo protagoniza la obra, en la que también participan Mauro Alvarez y Agustín Buquete, con dirección y dramaturgia de Dennis Smith. El biodrama, los puntos de conexión y el sueño de volver a hacer humor en esta charla con Pérez.

En la obra, hay una pregunta que sobrevuela y que quiero hacerte. ¿Por qué vos, sex symbol de los 80, quisiste hacer la historia de una mujer con anorgasmia?
-La respuesta está en la obra, que me permitió transitar mi infancia, mi adolescencia, los 80 y las cosas que pasaron en la intimidad; cuestiones que se ponen en los medios pero siempre hasta ahí. Estoy descubriendo yo misma lo que me pasó en esos años. Al mismo tiempo, descubrí la infancia de Marie Bonaparte. Hay detalles que hacen a la historia de nosotras dos: los padres, los mandatos, lo que le pasó a Marie y lo que decidió hacer de su vida. Hay algo latente: la mirada de los otros y lo que pasa con el deseo del cuerpo.

Silvia Pérez y Mauro Alvarez, protagonistas de la obra.

¿Esos son los puntos de conexión más próximos? Los más primarios, a la hora de encontrarte con el material.
-Creo que es la fortaleza que tenemos ambas; lo guerrera que somos, cada una disparando para un lugar diferente en el concepto de guerra. El apellido Bonaparte era sinónimo de fortaleza y de guerra. Yo también he sido una guerrera y lo sigo siendo. Cuando mi mamá me dijo que no quería que hiciera algo, decidí irme de mi casa y no me importó nada. Fui para adelante. Luché y luché. Lo que más nos une es la guerra.

¿Qué cosas de tu vida resignificaste a partir de hacer la obra?
-Dennis Smith llegó con el proyecto y me propuso hacer entrevistas dos vces por semana. Empezamos a hacer videollamadas, en las que le contaba cosas de mi vida. Él casi no anotaba: sólo cosas puntuales. La fidelidad con la que pudo poner todo en contexto es asombrosa. Él fue escribiendo y pasándome las escenas entrecruzadas. Luego fuimos armando el rompecabezas. Hasta que un día llegó un momento en el que me entregué: sucedió naturalmente. Entendí qué era lo que quería contar. Fue un proceso difícil pero muy encantador. Se generó una corriente de verdad y de amor, que sigue sucediendo hasta el día de hoy.

“La última Bonaparte” tuvo buenas críticas y en muchas se ponderó tu trabajo. ¿En qué momento sentís que te encontrás como actriz?
-En un momento en el que la entrega significa dejar de lado -lo máximo posible- la mirada de los otros. En la medida que el autoconocimiento se hace mayor y más intenso -porque trabajo para eso-, no me importa lo que van a pesar ni van a decir. Sí me importa que lo que estoy diciendo y haciendo va a servir. Habrá mucha gente que se sentirá identificada. Hace poco, pensaba en la cuestión de las redes sociales: son tan amables y a la vez tan agresivas. Estaba pensando en que me ayuda a ser compasiva, a poder reírme y seguir haciendo lo que me da la gana. En cuanto a la gente, me sigue sorprendiendo y lo mismo con las críticas. Como no lo hice con expectativas sino como un proceso interno, me asombra cada día lo que pasa con una devolución que suele tener una palabra en común: qué valiente sos por hacerla.

La obra se centra en la vida de Marie Bonaparte y de Silvia Pérez.

¿Por qué en la obra nunca nombran a Olmedo y se refieren a él como El Pelado?
-Eso es obra de Dennis Smith y me pareció acertado. Tampoco se le dice El Negro, algo totalmente identificable. La gente joven -y los que no conocen la historia- entiende algo que le pasa a una sex symbol con alguien que trabaja, pero no necesariamente conoce los detalles. Pasó que mucha gente grande quería explicarles a los más pibes y ellos decían: “No hace falta…” No dejaron de recibir lo que estamos dando: los mandatos y quienes lucharon contra eso.

¿Qué te gustaría hacer después de este proyecto?
-Me gustaría hacer humor de nuevo. Después de aquella etapa, no volví a hacerlo.

-¿Qué tipo de humor sería?
-Ese humor que no hay tanto: el de las cosas cotidianas que causan gracia por lo que somos. Lo que hacía el Negro Olmedo. El siempre hacía personajes cotidianos que despertaban ese amor. Ahora estoy transitando por otros lugares. Pero el humor es un género en el que me siento como flotando en el agua.

«La última Bonaparte realiza funciones los sábados, a las 20.30, en el Camarín de las Musas (Mario Bravo 960). Entradas por Alternativa Teatral o en la web del teatro.

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