Críticas

Lorca, el teatro bajo la arena. Invocar a un clásico con originalidad, humor y belleza

La obra de Laura Paredes y Mariano Llinás usa una conferencia sobre el poeta como excusa para hablar de su vigencia y de la pasión lorquiana.

Por Diego Jemio. Fotos: Sandra Cartasso.

Alguna vez, el director de cine Luis Buñuel describió de esta forma a Federico García Lorca: “De todos los seres vivos que he conocido, Federico es el primero. No hablo ni de su teatro ni de su poesía, hablo de él. La obra maestra era él. Podía leer cualquier cosa y la belleza brotaba siempre de sus labios. Tenía pasión, alegría, juventud. Era como una llama”.

La poética del granadino, pero también los aspectos políticos de su obra -y esa personalidad fascinante- viven en Lorca, el teatro bajo la arena, de Laura Paredes y Mariano Llinás, con dirección de la propia Paredes.

La excusa para hablar de ese símbolo que es Lorca y de su legado es una conferencia a cargo de dos investigadoras argentinas, que se desarrolla en una plaza de toros ya cerrada a las corridas en Almería. La atmósfera de la arena de la plaza, recreada con gran perifica por Rodrigo González Garillo, es el escenario en el que se desarrollan las discusiones de las catedráticas, junto con el antiguo personal de la plaza y el asistente de una de las docentes.

Una conferencia sobre Lorca es la excusa para indagar en el universo de su obra.

Con gran maestría, la dramaturgia de Paredes y Llinás navega en dos planos que se fusionan y enriquecen el espectáculo. Por un lado, las acaloradas discusiones que aún genera Lorca, que son construidas con gracia y enorme talento por María Inés Sancerni y Claudia Cantero.

Por el otro, la extraordinaria vigencia del poderío de Lorca reflejada en la misma historia de esas catedráticas y en sus puñaladas verbales. Los personajes centrales luchan por ocupar un lugar en el mundo de “conocedores de Lorca”, pero allí están de nuevo el abuso de poder y el autoritarismo que doblegan a las mujeres, como en La casa de Bernarda Alba, pero varios siglos después y en algún espacio académico de Buenos Aires.

La obra está ambientada en una plaza de toros en Almería.

Esos elementos que llenan de sentido a la obra no nos privan del disfrute del universo poético de Lorca; un imaginería que está muy lejos de ser sólo un puñado de grandísimos textos teatrales: también dio desde poemas a romanceros, cartas, ensayos, conferencias, música y obra en prosa. Así, en la obra, los ex empleados de la plaza recitan con gracia algunos versos de Romancero Gitano; aparecen otras referencias a sus obras más reconocidas y a otras que lo son menos, como la pieza El público.

Pese a un final que quizás se puede pulir con el paso de las funciones, Paredes y Llinás logran algo que parece una quimera: aproximarse a Lorca con originalidad después de tanto dicho y representado sobre el español. Consigue hacerlo con humor y sin caer en la solemnidad. Nos recuerdan, una vez más, la vigencia indestructible de sus ideas y la belleza de su obra.

«Lorca, el teatro bajo la arena» se puede ver los sábados, a las 21, y los domingos, a las 21, en El Cultural San Martín (Sarmiento 1551). Entradas a través del sistema Tu Entrada o en la boletería del teatro.

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