Cuenta la experiencia de protagonizar la serie «Días de gallos» y de la obra «Precoz». Lo no binario como una forma de ser fiel a uno mismo.
Texto: Muriel Madhdjoubian Rebori. Fotos: Gentileza Prensa.
Una de las experiencias más emocionantes que le sucedió a Tomás Wicz con el público fue cuando, no hace mucho tiempo, una chica por la calle lo abrazó y se largó a llorar. Entre lágrimas, apenas pudo contarle que el personaje que interpretaba en la serie Días de gallos la ayudó a entender muchas cuestiones que hasta ese día no las podía comprender.
“Estaba muy emocionada, lloraba y le costaba hablar, pero con ese abrazo yo entendí todo”, recuerda el actor y músico de 24 años. Por otra parte, Wicz viene de protagonizar junto a Julieta Díaz, Precoz, sobre el libro de Ariana Harwicz y dirigido por Lorena Vega.
¿Cómo fue la experiencia de la obra Precoz?
Fue hermosa. Fue un verdadero placer trabajar con Lorena Vega y Julieta Díaz porque yo las admiro mucho. Son muy talentosas. Es una obra bastante fuerte y mi personaje más aún. Trabajamos de manera muy consciente y muy técnica también. Hicimos un abordaje minucioso y de mucho tiempo. Cuando lo abrimos para la gente, el cuerpo ya estaba muy entrenado para transitar ese viaje; para mí era muy divertida hacerla y meterme en lo dramático de la obra. El personaje representaba a un joven no binario, al igual que el rol que asume en Días de gallos.

El hijo de la actriz Alejandra Rubio y del autor Jorge Maestro está protagonizando la segunda temporada de la serie para HBO Max, junto a Ángela Torres e Ignacio (Ecko) Spallatti. La ficción gira en torno a las batallas de la cultura del freestyle. La serie, de Hernán Guerschuny, cuenta la historia de León (Ecko), un chico que decide irse de su casa para instalarse en la ciudad. Allí se reencuentra con dos ex compañeros, Rafaela (Torres), una ex freestyler y Andy (Wicz), un joven no binario que intenta empezar a valerse por sí mismo bajo la mirada conservadora de los adultos que lo rodean.
“Andy, mi personaje, es un chico no binario que se mete en el mundo de la identidad de género y de las sexualidades disidentes”, cuenta. “Entendí que algo de lo no binario me hace sentir mucho más fiel a cómo yo me siento. Yo nunca me percibí como hombre o mujer, toda mi vida me sentí como en otro lugar y el concepto de binarismo vino a darle nombre a esa sensación”, explica el actor.

¿Por qué fue tan importante hacer este personaje para vos?
Es mi primer protagónico en una serie de tal magnitud. Además, interpreto a un personaje que trae la temática “queer”. Que el protagonista de una serie sea un personaje queer es algo trascendental. Es un síntoma que demuestra que hay un movimiento social y cultural con respecto a la diversidad. Para mí poder encarnar a este personaje es muy gratificante y ser parte de este camino en donde las series y los proyectos teatrales empiezan a sentir la necesidad de incluir a personajes que hablen de otros temas, me conmueve. Yo me siento parte de la diversidad y en ese sentido para mí está muy alineado con quien soy.
¿Cuáles fueron las repercusiones con el público?
Me paso mucho de cruzarme con gente en la calle o que me escriban personas diciéndome que se sienten identificados con mi personaje, o es lo que me pasa a mí, o no sabía esto y me ayudó a entender un poco más. Tuve una respuesta muy linda con respecto a la gente. Los cambios asustan. Yo tampoco soy una persona que tenga todo resuelto con respecto a cómo me autopercibo y cuánto quiero que la gente sepa.

¿Y cuánto querés que la gente lo sepa?
Va variando, tiene que ver mucho con mi personalidad. Por momentos tengo ganas de exponer mucho todo lo que siento, lo que soy, mis reflexiones y compartirlas y, por otro lado, no tengo ganas de que nadie sepa nada de mí.
¿Cómo te autopercibís?
Yo me autopercibo como una persona no binaria. Cuando nacemos nos asignan un género: sos varón porque tenés pene o sos mujer porque tenés vagina. El género, la sexualidad, la expresión de género y la genitalidad son cuatro cosas distintas. Creemos que por tener una identidad de género, tenés una sexualidad y por tener una sexualidad, tenés una genitalidad y si tenés esas tres cosas tu expresión de género es de determinada manera. Y lo que empezamos a entender es que la forma en que uno se autopercibe no tiene que ver con la genitalidad, ni con su deseo, ni como le gusta vestirse o mostrarse. Durante la cuarentena yo me cuestioné muchas cosas relacionadas a esto y a mi vida, como les habrá pasado a muchas personas. Entendí que algo de lo no binario me hace sentir mucho más fiel a como me siento. Me empecé a preguntar cuál es mi versión más genuina de mí mismo, con qué me identifico más. Toda tu vida te dijeron sos esto y tal vez seas otra cosa. En mi caso, recién ahora lo estoy entiendo y no es que lo tenga muy claro. El camino de la identidad es hasta que nos morimos y eso es para todos así. No importa si lo pones en términos de género, sexualidad o de búsqueda de deseo de pasión. Me cuesta un poco hablar de esto porque a veces no tengo respuestas muy claras para dar y me preocupa. La forma de autopercibirme en el mundo es la del no binarismo, me da una libertad interna que creo que siempre necesité para poder explorarme de una manera mucho más amplia con lo que necesito.
¿Cómo atravesaste la pandemia?
El recuerdo que tengo de ese momento es muy extraño; está corrido del lugar conocido. Pienso en el 2020 y es rarísimo decirlo pero fue uno de mis mejores años, fue muy importante. En el encierro tuve la posibilidad de expandirme bastante de manera creativa, comencé a hacer música. Yo tengo un proyecto de música con una amiga que se llama Plastilina e hicimos un EP de cuatro canciones a la distancia en pleno confinamiento. Lo produje sin saber cómo hacerlo, pero lo aprendí. Lo presentamos y le fue muy bien y la gente se sintió muy interpelada con las canciones que hablan de todo lo que sucedió en aquel momento. La experiencia de la cuarentena fue muy compartida con Palu (Paloma Sirven) porque estábamos muy conectados y en modo supervivencia, por eso decidimos hacer canciones para no deprimirnos y querer morir. Me puse a producir música que nunca antes había hecho. Fue toda una experiencia. La música me gusta tanto como la actuación, me regala sensaciones que la actuación me supo dar hace unos años. Va a formar parte de mi vida por mucho tiempo.