Detrás de escena

Un hombre peligroso: una de las puestas más audaces de la cartelera donde el público es parte de la obra

En la sala Sigue la polilla, en Boedo, un elenco dirigido por Ariel Núñez Di Croce, recrea la vida del anarquista Severino Di Giovanni, con una propuesta inmersiva, efectos especiales y una trama conmovedora que no deja a nadie indiferente.

Texto: Sandra Commisso. Fotos: gentileza prensa.

Más que una obra, es una experiencia, de las que ahora se llaman inmersivas. Pero Un hombre peligroso, que recrea la vida del anarquista italiano Severino Di Giovanni, es mucho más. Es un viaje en el tiempo, a una Buenos Aires de la década de 1920, con personajes históricos compartiendo trama con los espectadores, con una recreación impecable que involucra todos los sentidos y, que además de impactar, invita a reflexionar durante y después de la función.

La obra empieza antes de llegar a la sala, con un acertijo que indica un lugar, en la calle, en diagonal al teatro o a la vuelta, todo en el barrio de Boedo. Los grupos de espectadores que esperan ver llegar a un par de actores, con vestuario de los años ’20, que en modo intrigante invitan a un mitín secreto mientras entregan abrigos y piden que se silencien teléfonos. Los grupos se cruzan de vereda a vereda mezclados, además, con vecinos que no tienen ni idea de lo que pasa. Y eso anuncia lo que será el resto: ficción y realidad, pasado y presente, enlazados en un juego teatral y cinematográfico vertiginoso y único.

El espacio de Sigue la polilla, tipo galpón que se mete hasta mitad de cuadra, es ideal para recrear diferentes escenas en la vida de Di Giovanni y su entorno: los anarquistas Aldo Aguzzi, los hermanos Scarfó: Paulino, Alejandro y América (quien luego será su gran amor y compañera de ideas), Diego Abad de Santillán y Emilio López Arango, del diario anarquista La Protesta, el escritor Roberto Arlt, por entonces cronista del diario El Mundo, y otras figuras históricas, como el filósofo ruso Mijail Bakunin, espíritu inspirador y guía protectora para Di Giovanni.

Basado en el libro de Osvaldo Bayer, El idealista de la violencia, entre otros textos e investigaciones, Ariel Núñez Di Croce armó un rompecabezas biográfico en modo teatral, en el que el público va a acompañando a los personajes en distintos momentos y situaciones: desde un atentado en el teatro Colón, la detención de Severino, los encuentros clandestinos en asambleas de obreros, los momentos más cotidianos en la casa de los Scarfó, las torturas policiales, el juicio en el que se decidió el fusilamiento de Di Giovanni, y varias más.

Con gran manejo de los espacios, las luces y sombras y un mecanismo casi de relojería para sincronizar todos los movimientos que guían al público, Núñez se pone al frente del elenco interpretando a Severino y además, dirigiendo a catorce actores y actrices, sumados a quienes se ocupan, en sombras, de ir haciendo aparecer y desaparecer los lugares donde transcurre la historia.

Es así como el espectador se puede encontrar a centímetros de un interrogatorio policial que sabe que va a derivar en una tortura a un detenido, en la oscuridad de un patio solo iluminado por una enorme hoguera donde dos hombres debaten, acaloradamente (en el sentido más literal), sus ideas y con los personajes de ficción desperdigados entre la multitud gritando consignas o susurrando advertencias al oído de algún espectador.

La historia de Severino Di Giovanni parece sacada de una guión cinematográfico: nacido en 1901, en Chieti, Italia, llegó a la Argentina en 1922, huyendo del fascismo de benito Mussolini que ya lo había señalado para morir. Luego de liderar varias acciones anarquistas y ser considerado como «el hombre más peligroso que pisó suelo argentino», fue detenido y fusilado el 1° de febrero de 1931, a los 29 años. Frente al pelotón de fusilamiento, Di Giovanni no dudó en gritar: “¡Evviva l’anarchia!” (Viva la anarquía), para confirmar el espíritu que lo guió durante toda su vida. Su figura fue silenciada por años y ahora es posible revisarla y, en todo caso, debatirla, a partir de esta obra que ofrece lo mejor del teatro: un hecho vivo, una historia bien contada e interpretada, una puesta conmovedora y una reflexión que puede continuar mucho después de la función.

El elenco está formado, además de Núñez, por Camila Vaccarini, Mariano Bentivenga, Cristian DI Fulvio, Chavo Pascual, Guido Grispo, Ezequiel Montana, Hernán Kochman, Juan Martin Pérez Cortes, Jenaro Robles Urquiza, Horacio Romero, Guillermo Bechthold, Facundo Serrano y Julia Aufgang. La excelencia en la recreación de época en el vestuario (Juan Ernesto Marin y Elsa Sciascio), la escenografía del propio Núñez, las luces de Joaquin Alejandro y el sonido de David Brakin y Valen Croci y el diseño de iluminación de Paula Fraga, son para destacar en una puesta que muestra la calidad que existe en el teatro independiente argentino.

Un hombre peligroso tendrá funciones hasta el 13 de diciembre y retomará desde el 6 de febrero 2026, en Sigue la polilla, Castro Barros 874.

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