El recital performático documental «Algo lindo del horror» tuvo su estreno a comienzos de año en el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas. Ahora regresa por poquísimas funciones los viernes en nueva casa, el teatro El Grito.
Texto: Redacción Todo Teatro. Fotos: gentileza prensa.
Algo lindo del horror está atravesado por la poesía y el intercambio epistolar entre Mariana «Cumbi» Bustinza y su padre, interacciones que sirven de disparador para hablar de las historias del barrio, los límites del cuerpo, la violencia y la droga… pero también de los amores, los amigos, su hijo, el teatro y la navidad. En esta temporada, además de estar a cargo de la dramaturgia, dirección general y puesta en escena, Jorge Thefs también le pone el cuerpo y sube al escenario para acompañar a Cumbi junto a Magui Downes y Facundo Salas. «Cada vez que desembarcamos en el universo personal, en el territorio de lo documental, tenemos el desafío de hacer de este un espacio universal, un lugar donde el espectar incomode e invite a cierto cosquilleo, un recital de dudas, de preguntas sin respuesta. La tragedia no tiene jerarquías, y sin embargo nos reímos de las propias como único antídoto para engañar a todo aquello que sí existe mientras hacemos ficción, la muerte», nos dice Jorge Thefs a propósito de esta nueva tanda de funciones, ahora en Palermo.

-La obra parte del recorrido de Cumbi y lo entrelaza con elementos documentales, poesía y cartas. ¿Cómo fue el proceso de traducir ese universo tan íntimo y fragmentario al lenguaje escénico?
-En mi experiencia trabajando con biografías ajenas surge desde una clara urgencia del otro de hablar sobre algo en particular, en el caso de Cumbi hablar sobre su vínculo con su ex, desde ese punto que se supone es vector para lo que se va a contar empiezo a tender redes sobre otras figuras-hitos-anécdotas-archivo y en esa búsqueda aparece la obra, siempre trabajando desde la idea de que la obra ya existe y mi trabajo es descubrirla. Por otro parte, conociendo los detalles de los universos del recuerdo de Cumbi y sus fantasías, trazamos nuevas textualidades que expanden esa biografía. Correr la vara de la realidad a posibles ficciones para una persona y colectivo es también hablar de lo biográfico.
-«Algo lindo del horror» conjuga dolor, belleza, humor y memoria. ¿Cómo trabajaste la puesta en escena para sostener ese equilibrio entre lo crudo y lo poético sin caer en el dramatismo excesivo ni en la estetización del sufrimiento?
-Personalmente tengo mucha certeza en que la razón por la cual hablamos de la experiencia de una persona en particular (en este caso Cumbi) es para hablar de algo más grande y colectivo. El equilibrio funciona con la idea clásica del contrapunto, una melodía triste sobre una escena triste es solo remarcar algo que ya está dicho, y la verdad funciona muy bien el contrapunto en esta puesta, porque Cumbi logra reírse incluso de sus propias tragedias.
-¿Qué cambió en esta segunda temporada respecto a la primera? ¿Hubo decisiones estéticas, dramatúrgicas o performáticas que mutaron con el paso de las funciones?
-Inevitablemente las obras cambian al cambiar de sala, pero la esencia es la misma. En concreto Ornella Fazio una de las actrices que acompañaba el proyecto no pudo continuar e ingrese yo a acompañar desde adentro. ¡Ahora toco el octapad!

-Mucho de tu trabajo como director se caracteriza por partir de materiales que tienen una base documental o biográfica. ¿Qué te interesa de esa zona híbrida entre lo real y lo teatral, y cómo se expresa eso puntualmente en esta obra?
-En principio me apasionan las cicatrices, estoy obsesionado con el tiempo, con la muerte, con la porosidad de los cuerpos heridos y todo aquello que constituye historia. Siempre digo que soy un voyeur de recuerdos propios, ajenos y lejanos. Me gusta que en principio la pregunta no usa la palabra ficción, pero pienso que lo real es netamente teatral o está cargado de teatralidad, y el teatro que más me interesa tiene alguna cuota de realidad (que no tiene directamente que ver con la idea de verdad, ni verosimilitud, sino simplemente realidad). Este año tuve la suerte de conocer ruinas de teatros griegos, y fue impresionante para mí entender que todos los escenarios tenían pensados estratégicamente por detrás unos lienzos maravillosos creados por la naturaleza, desde ese momento y seguramente antes también (a propósito de mi ignorancia sobre la teatralidad oriental anterior al teatro griego) la realidad interpela inevitablemente a la idea de ficción. Ayer escuchaba una charla “el tiempo pasa y ninguna ficción resiste a la fricción de lo real”. En particular en esta obra como en todos los materiales documentales traer el recuerdo al tiempo presente lo ficcionaliza inevitablemente, en ese diálogo en eso que incluso se pierde del recuerdo está este ejercicio ritual que tenemos como sociedad, la memoria.
-La obra interpela desde lo individual pero también desde lo social. ¿Qué preguntas o emociones te interesa que se lleven lxs espectadorxs después de ver «Algo lindo del horror»?
-Me cuesta pensar en cómo deberían irse, prefiero pensar en que se lleven preguntas, las que sean, trabajamos con muchas. En qué se vayan y se lleven la rareza que el material les despliega, que sea lo que sea que les pase no se quede en el aplauso ni en la butaca, que los acompañe a comer la pizza después, a sus casas, a sus trabajo al día siguiente y así.
Algo lindo del horror se presenta los viernes de septiembre a las 20 horas en Teatro El Grito, Costa Rica 5459. Entradas a la gorra y reservas por Alternativa Teatral.
