La escritura de la obra «La Vergüenza» fue alentada por el trabajo de Nacho Steinberg «El triángulo rosa y la cura nazi para la homosexualidad». Charlamos con la dramaturga Patricia Suárez sobre la historia del médico nazi que se dedicó a experimentar con prisioneros homosexuales.
Texto: Redacción Todo Teatro. Fotos: gentileza prensa.
José Benoliel es un comerciante judío y el negocio que con tanta energía lleva adelante, pasará a manos de su único hijo varón, Marcos. Sin embargo, tanto José como su esposa Rosa creen que su hijo es gay. Para el matrimonio esto es motivo de vergüenza y por eso consideran a enviarlo a una clínica porteña donde presuntamente se corrige la homosexualidad. Pronto descubren que quien está a cargo de la clínica es un criminal de guerra que ofició de ayudante de Josef Mengele en Auschwitz.

La obra de Patricia Suárez, ambientada en la década de 1960, está protagonizada por Fabio Aste, Silvina Katz, Fabián Arenillas, Felipe Villamil y cuenta con la dirección de Claudio Aprile. «Hace muchos años Nacho Steinberg me propuso hacer una historia sobre esta obra. Pero él quería cargar las tintas sobre el padre y no sobre la madre. Y a mí me gustó poner a la madre en esta situación porque las madres también perpetúan los mandatos patriarcales. A él no lo convenció, y yo no la quise cambiar. Pero le debo a Nacho haberme introducido tan generosamente en esta historia», recuerda Suárez.
-En «La Vergüenza» confluyen dos traumas históricos: el Holocausto y la persecución de la homosexualidad. ¿Cómo fue el proceso de equilibrar ambos ejes sin que uno eclipse al otro?
-Bueno, fue difícil. Sucede que nadie está exento de traumas en este mundo y el dolorímetro no existe. Hay personas para quienes la muerte de la mascota es todo. Los dolores personales son todos respetables, y creo que ese fue el desafío de escribirla. Y es un desafío, claro, para mí como persona también. Porque espontáneamente una se inclina a valorar amores y dolores según la propia vara. Y la propia vara siempre contiene errores.

-¿Qué importancia tuvo para vos situar la obra en los sesentas en una familia judía en Argentina?
-Fue una idea de Nacho Steinberg. Y le puse a José Benoliel, el patriarca de esta familia, toda mi historia con la zapatería de mis padres y abuelos, y la fábrica de zapatos. Mi familia se dedicó durante casi 50 años al comercio del calzado, en Rosario. Me gustaría generar en el público reflexiones, súbitas rabietas, contradicciones, emociones. Echar culpas, asumir culpas.
-¿Creés que temas como los que trata la obra siguen siendo urgentes hoy?
-Creo que este auge de las derechas y ultraderechas en el mundo hace que pongamos estos temas en primer plano. No llegamos a adquirir ciertos derechos de modo mágico. Costó y cuesta mucha sangre aquí y en muchos países. La comunidad LGTB, el racismo, el antisemitismo, las capacidades diferentes, la neurodiversidad; cada vez que la derecha está en el poder debe culpar a OTRO por las miserias. El OTRO es necesario para arrasar con la diversidad y la pluralidad de pensamiento. Y es la diversidad y el pensamiento plural lo que nos da una mejor calidad como seres humanos.
La vergüenza se presenta los lunes a las 21 horas en el Teatro Border, Godoy Cruz 1838. Entradas en venta en la boletería y por la web del Border.
