Detrás de escena

Lizardo Laphitz: «Como director es clave dejar que el humor surja del absurdo»

El próximo 9 de agosto estrena «No hay que llorar», la obra de Roberto “Tito” Cossa en este caso bajo la dirección de Lizardo Laphitz, con quien hablamos antes del debut. Las funciones serán los sábados en NÜN Teatro Bar.

Texto: redacción Todo Teatro. Fotos: gentileza prensa.

La obra escrita por Tito Cossa en 1979 recorre las dinámicas y frustraciones de una familia de clase media argentina de por aquel entonces. Ambientada en un contexto de crisis social, la pieza profundiza en terrenos como la frustración, los conflictos de comunicación al interior del núcleo familiar y la negación de la realidad como mecanismo de evasión. «La obra invita a mirar más allá de las apariencias a estos personajes cargados de contradicciones, con humor y crítica social. El título está cargado de ironía y ambigüedad. Es un guiño a la hipocresía emocional», asegura su director, Lizardo Laphitz. «La obra explora cómo el dinero, o la ilusión de riqueza puede sacar a la superficie lo peor de las personas: resentimiento, codicia y falta de empatía, incluso hacia los propios seres queridos».

Con actuaciones de Silvia Villazur como la madre, Mariano Morelli, Matías Filguiera y Nicolás Mizrahi en los roles de los hijos, y María Cruz Carot y Mavy Yunes como las nueras, la historia se desarrolla durante el festejo de cumpleaños de la madre. «Retomar hoy No hay que llorar tras cuatro décadas, es una confirmación de su vigencia y universalidad. Esta comedia ácida y despiadada expone con humor e incomodidad lo que tantas familias prefieren callar. Tensiones ocultas en los vínculos, frustraciones, reclamos, silencios y resentimientos. Una obra socialmente punzante, protagonizada por una familia de clase media venida a menos, aferrada a las apariencias, atrapada en antiguos mandatos y dividida por diferencias económicas y afectivas en una sociedad fragmentada», analiza Lizardo.

Laphitz es actor, director y maestro de teatro, cuya formación actoral comenzó con Raúl Serrano, luego con Hedy Crilla y finalmente con Agustín Alezzo, escuela en la que trabajó durante 38 años formando actores y dictando clases tanto para adolescentes como para adultos. En 2014 abrió su propia escuela de formación actoral en Palermo, El Laboratorio de Teatro, junto al también actor, director y artista plástico Marcelo Zitelli. «Como director, creo que es clave no forzar el chiste, sino dejar que el humor surja del absurdo de las situaciones que se van presentando. La indagación en los subtextos y en lo no dicho resulta fundamental para profundizar en la creación de los personajes. Apunto a una búsqueda de actuaciones orgánicas, que exploren las contradicciones internas, sabiendo que muchas veces los personajes dicen lo contrario de lo que sienten o piensan”, subraya Laphitz.

No hay que llorar tendrá funciones los sábados de agosto y septiembre a las 18 horas en NÜN Teatro Bar, Juan Ramírez de Velasco 419. Entradas disponibles en Alternativa Teatral y en boletería del teatro.

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