Entrevistas

Germán Rodríguez: «Hacer esta obra es una forma de reencontrarme con Acobino»

El actor reestrenó «Rodando», el unipersonal que escribió junto al dramaturgo Alejandro Acobino, quien murió en 2011. Cuenta cómo fue volver al material y la vigencia de la potente «road movie» teatral.

Texto: Diego Jemio. Fotos: gentileza prensa «Rodando» y «La era del olvido».

Una road movie filmada en las rutas del conurbano bonaerense. Una película contada desde la quietud de una silla de ruedas. Un prodigio de escritura y de imágenes potentes. Una obra que se estrenó hace 18 años, pero que está fresca. Eso es Rodando, con dramaturgia de Germán Rodríguez y Alejandro Acobino, que se reestrenó en El Camarín de las Musas.

El unipersonal, protagonizado por el propio Rodríguez, trae de nuevo a los escenarios de la ciudad el mundo de Acobino, excepcional dramaturgo y director que murió en 2011. Germán habla de cómo es hacer de nuevo Rodando, del reencuentro con el material y con «Aco» -así le decían sus amigos y el mundo del teatro independiente- y de hacer dos obras distintas en una misma noche.

No sólo escribiste “Rodando” con Alejandro. También fuiste su amigo y llevaron la obra de gira en varias oportunidades. ¿Cómo fue el reencuentro con ese material que te resulta tan cercano?
-Lo movilizante no fue dado tanto por el encuentro con el material sino con el hermoso proceso de armado de Rodando. Me refiero al tiempo compartido y a tanta amistad. Con Rodando viajamos a todos lados y estábamos muy agradecidos con esta obra que nos abrió las puertas. Compartimos juntos la Escuela Municipal de Arte Dramático y el ciclo de teatro Derrumbe, una movida por mejoras edilicias en el edificio. Él vivía en Lugano y yo en Parque Avellaneda. Nos unió también el budismo, algo muy místico… Hacer esta obra es una forma de reencontrarme con él.

¿Cómo le explicarías su aporte al teatro a alguien que nunca vio sus obras?
-Reestrenamos esta obra después de 18 años y está muy fresca. Su dramaturgia tiene algo muy refinado y muy popular a la vez. Recuerdo una función que hicimos en una ciclo de formación de espectadores. Vinieron pibes de una villa, que veían teatro por primera vez. No volaba una mosca y cazaron la historia al vuelo. Acobino vivía en Lugano y se quedaba en su barrio. Era un tipo muy conectado con la realidad. Y Rodando plantea esa crítica a lo snob que podemos tener los artistas. Lo mismo en Absentha, otras de sus obras.

Me parece interesante esto que decís de la frescura del material, algo que no es frecuente con una obra que tiene ya casi dos décadas.
-Si no lo sintiera así, no tendría sentido hacerla. La siento muy vigente y me sigo riendo de algunas cosas y de ese universo de Acobino.

Los domingos, terminás de hacer “Rodando” y al rato arranca “La era del olvido” en el mismo teatro. ¿Cómo te llevás con dos unipersonales al hilo?
-Hacer las dos obras me da mucha alegría. El domingo probé por primera vez y llegué bien. Me gusta que sean dramaturgias y códigos de actuación tan distintos. Me siento un obrero, que hace obras -se ríe. Le pongo el cuerpo como todos; la diferencia es que disfruto mucho de lo que hago. Lo valoro mucho en un tiempo que todo está tan cruel. Será que la energía se recicla porque no termino agotado.

Rodando se puede ver los domingos de julio, a las 17.30, en el Camarín de las Musas (Mario Bravo 960). La era del olvido tiene funciones los sábados, a las 20.45, y los domingos, a las 19, en la misma sala. Entradas por Alternativa Teatral o en la boletería del teatro.

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