Entrevistas

Lisandro Fiks: «Nunca voy a dejar de aprender de genios como Ibsen y Chéjov»

El actor y director habla de «Qué hermoso era todo antes» y «Eda García Blaquier», ambas adaptaciones de clásicos, en las que también dirige y comparte escenario con el resto de los elencos.

Texto: Sandra Commisso. Fotos: gentileza prensa.

Qué hermoso era todo antes y Eda García Blaquier, son las dos obras que actualmente tiene en cartel Lisandro Fiks. Ambas, en las que también dirige y actúa, son adaptaciones de clásicos. La primera es una versión de La gaviota, de Anton Chéjov (escrita en 1896 por el dramaturgo ruso) que se presenta la sala Moscú y en la que actúan Guillermo Aragonés, Catherine Biquard, Romina Fernandes, Francisco Lumerman y Martina Zalazar. Y la segunda, una adaptación de Hedda Gabler, de Henrik Ibsen (publicada en 1890 por el autor noruego), con funciones en el Galpón de Guevara y un elenco formado por Sofía González, Federico Marrale, Ezequiel Rodríguez y Martina Zalazar.

Con las dos obras que tenés en cartel, seguís la línea de adaptación de clásicos, ¿qué es lo que te atrapa de esos textos?
-Estos clásicos y estos autores, fueron material de trabajo y aprendizaje desde que comencé con el teatro. Mi gran maestro Augusto Fernandes me enseñó a comprenderlos y a amarlos. Me atrapan porque son textos inagotables y sigo aprendiendo. Sigo descubriendo cosas con el correr de las funciones y estoy seguro de que nunca voy a dejar de aprender de genios como Ibsen y Chéjov.

-De todo Chéjov, ¿por qué La gaviota?
La Gaviota es un sueño para muchas personas que hacemos teatro, y es una obra que amo profundamente. Además siempre sentí como un desafío lo que Chejov aclara debajo del título “comedia en cuatro actos”. Si bien todos los personajes de esta historia sufren y la tragedia está presente, al encarar el texto y sumergirme por meses en esta versión, el humor de Chejov brotaba de una manera inevitable. Por otro lado hacer La gaviota fue una propuesta de mis compañeras de elenco Martina Zalazar y Catherine Biquard. Me propusieron que la dirija y que haga a Trigorin y que Romina Fernandes haga a Nina. En teatro independiente tener un equipo motivado que tire para adelante es fundamental. Después se sumaron Francisco Lumerman y Guillermo Aragonés, a quienes no conocía, pero ya había visto trabajar y se entusiasmaron con el mismo amor y pasión por esta obra.

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-¿Cuál es la mayor diferencia entre esta adaptación y la obra original?
-En mi versión, Qué hermoso era todo antes. reduje a seis la cantidad de personajes, y la trasladé a la Argentina de hoy. Estoy muy feliz con el resultado y con el equipo que formamos. Pudimos mantener el espíritu de Chéjov y cumplir con su aclaración de que es una comedia, a pesar de que todos sufren.

-De todo Ibsen, ¿por qué Hedda Gabler?
Hedda Gabler también fue una propuesta, en este caso de Sofía Gonzalez, para que la dirija y haga una versión. Hace unos años, estábamos con Sofia entrenando con Augusto Fernandes, y uno de los tantos materiales de trabajo era justamente Ibsen, y después de una escena le dije a Sofía que Hedda le quedaba muy bien… y acá estamos ya que no podía negarme a otra de las obras y autor que amo profundamente. Hedda Gabler sucede en la Noruega de 1890 y Eda Garcia Blaquier mantiene el conflicto dramático original, y nuevamente la trasladé a la Argentina actual.

-¿Cuál fue el mayor desafío de esta adaptación?
-De Hedda Gabler considero que es uno de los personajes más complejos y misteriosos del teatro, siempre me atrajo. Es difícil comprender con claridad cuáles son las razones que la impulsan a generar tanto caos a su alrededor y esa dificultad es un motor creativo y de búsqueda permanente. Es considerada como una villana pero a míi me resultaba poco interesante ponerle esa etiqueta. Además de que Henrik Ibsen, adelantado a su tiempo, nos espeja, tanto en Hedda, como en Casa de muñecas, la semilla del feminismo plantada de manera directa y clara.

-¿Qué conexiones encontraste entre ambas obras, más allá de tu trabajo de adaptación?
-En ambas obras se explora la condición de una mujer aristócrata teniendo que enfrentarse a las limitaciones que le son impuestas por la sociedad, una sociedad llena de mandatos, que las oprime y dificulta su búsqueda de identidad.

-¿Cómo es la experiencia de dirigir y actuar a la vez, algo qué haces habitualmente?
-Es difícil. Muchas veces me filmo, también pido ayuda de la asistencia de dirección y del elenco, igualmente muchas veces pago el precio de dejar para el final el trabajo sobre mi actuación, cuando en realidad es lo que más me importa. Todo esto de escribir y dirigir es producto de la autogestión, absolutamente necesaria en el teatro independiente. Lo que más me gusta es actuar, y a lo largo del tiempo se fue dando esto, actores o actrices me proponen dirigir y actuar en proyectos que me fascinan Ahí aparece mi veta de director y me pongo a trabajar en la versión ya que siento necesaria una actualización de los textos.

-El actor lucha por seguir en el escenario…
-La realidad es que nunca me propuse ser director ni autor de teatro. Me formé como director con Fernandes a la vez que entrenaba con él también como actor, Pero después me fascinó la dirección, y por otro lado Augusto me enseñó a comprender la acción, el tema que toca una obra de teatro y eso hizo que me anime a escribir. Ya han pasado más de quince años haciendo esto, y puedo decir que le encontré el gusto a todo. Disfruto profundamente escribir, ya sea una versión o una obra original, y dirigir es una experiencia inigualable, ver una puesta en escena que comenzó con una imagen en mi cabeza o un dibujo en una libreta es felicidad pura.

-¿Cómo ves el panorama actual del teatro argentino, en particular del circuito independiente?
-No recuerdo una situación más nefasta que la actual. Cada vez cuesta más que la gente vaya al teatro, es más que entendible, ya que antes que ir al teatro hay que comer y pagar el gas… Pero eso no es lo peor, lo peor es este estigma que apareció y no deja de crecer, parece que es un delito dedicarse a cualquier disciplina artística y recibir apoyo del Estado. He escuchado a mucha gente, lamentablemente bastante cercana, quejarse sobre esto, como si fuese el problema de la economía argentina. Es muy triste y doloroso que la cultura de un país se vea reducida a un gasto innecesario.

Eda García Blaquier tiene funciones los vernes a las 20 en el Galpón de Guevara, Guevara 326. Entradas por la web del teatro o por Alternativa teatral.

Qué hermoso era todo antes tiene funciones los domingos a las 17 en Moscú Teatro, Ramírez de Velasco 535. Entradas por la web del teatro o Alternativa teatral.

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