Críticas

Sostener la vida, la esperanza y la alegría en un territorio plagado por la enfermedad

«El cuerpo anímico», de Mariela Asensio, nos habla del momento en el que una hija asume el cuidado de su madre con un cáncer terminal. La nueva temporada de la obra dirigida por Paola Luttini se presenta los sábados en el Teatro del Pueblo.

Texto: Romina Valentini. Fotos: gentileza prensa.

Las relaciones humanas son complejas, y tal vez la más compleja de ellas sea la de madre e hija. Durante la primera mitad de nuestra vida, y si fuimos afortunados, nuestros padres se encargarán de cuidarnos, pero llegada la madurez nos toca cuidar de ellos. El cuerpo anímico nos habla de ese momento, donde una hija asume el cuidado de su madre (interpretada por Cristina Maresca), una madre enferma de cáncer. Una enfermedad que no da tregua ni respiro al cuerpo de la madre ni a la salud mental de la hija, rol que asume la propia Mariela Asensio.

La sala del primer piso del Teatro del Pueblo se convierte en una sala de espera de un blanco aséptico como de hospital, gracias a la escenografía de Giuliano Benedetti. Madre e hija visten casi completamente de un solo color. El vestuario de Gustavo Alderete también nos cuenta una historia. Asensio viste de rojo sangre, rojo vitalidad. Maresca de bordó, porque es madre de esa hija pero ya en otro momento de la vida, el momento de la espera.

Al principio cuesta conectar con esa hija que todo el tiempo trata de que la madre esté bien, activa, alegre, con ganas de vivir y de comer, cuando la madre lo único que quiere es tirarse a dormir. Una hija que provee de todo lo material que la madre puede necesitar porque lo que la madre de verdad necesita, ni esa hija ni la medicina pueden dárselo. El rol de Asensio usa todas las herramientas que la terapia, el mindfulness y demás le brindan para sobrellevar la situación… el personaje de Maresca responde como puede, como le sale. La actuación de ambas es intensa como la vida misma lo es. En una hora visitaremos diferentes emociones, nunca está de más llevar pañuelos. Pero es probable que también nos encuentre la risa, porque hasta en un contexto de enfermedad es posible reír.

El cuerpo anímico nos invita a reflexionar sobre la productividad de los cuerpos, el disfrute del presente y la actualidad corporativa de la medicina, la cual muchas veces despersonaliza a aquellos seres humanos de carne y hueso que necesitan hablar con algo más que un contestador automático, que -precisamente- necesitan humanidad en momentos de vulnerabilidad. Y también, como si fuera poco, nos invita a encontrar alegría en el final de la vida y en nuestra existencia tras la perdida de un familiar.

El cuerpo anímico tiene funciones los sábados a las 18 horas en el Teatro del Pueblo, Lavalle 3636. Entradas en venta por Alternativa Teatral.

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