La actriz, dramaturga, directora y docente teatral, egresada de la EMAD y de la UNA, acaba de estrenar un concierto performático en el Centro Cultural Rojas. Hablamos con Mariana «Cumbi» Bustinza tras la primera función el sábado pasado.
Texto: Redacción Todo Teatro. Fotos: gentileza prensa.
Algo lindo del horror es un espectáculo documental atravesado por la poesía y el intercambio de cartas entre una Cumbi adolescente y su padre. Las historias del barrio, los límites del cuerpo, la violencia y la droga son algunas de las cuestiones que aparecen en escena, al igual que sus amores (y los ex que decide traer al relato), sus amigos, su hijo, el teatro y la navidad. «Cuando empezamos a escribir esta obra yo estaba deprimida y de verdad no lo sabía. Lo que sí sabía es que estaba muy mal y muy triste, y quería hacer esta obra para hablar de mi ex, sin embargo, me di cuenta de que eso no era tan interesante. Con el tiempo entendí que necesitaba hablar de otra cosa», asegura Mariana.
La obra, que se presenta los sábados de marzo a las 21 horas en El Rojas, cuenta con dramaturgia, dirección general y puesta en escena de Jorge Thefs y las performances de Mariana Cumbi Bustinza, Ornella Fazio, Magui Downes y Facundo Salas.

-El título sugiere una tensión entre lo oscuro y lo bello. ¿Cómo trabajaste esa dualidad en la puesta en escena y en la narrativa del biodrama?
-Esa dualidad se convirtió en el corazón de la obra, tanto en la narrativa como en la puesta en escena. En el texto, esa tensión se manifiesta a través del contraste entre momentos duros -como la violencia, la droga o la tristeza- y la aparición de pequeños destellos de luz: el amor, la amistad, el teatro y, curiosamente, la Navidad, que en mi historia tiene un valor muy simbólico. Lo que rompe esa tensión, muchas veces es el humor. Y lo tierno, la aparición de mi yo del pasado en su versión más soñadora.
-El material epistolar de tu padre forma parte del relato. ¿Cómo influyó en la construcción de la obra y en tu propia mirada sobre la historia que querías contar?
-Hace mucho tiempo yo tenía ganas de hacer una obra que tenga que ver con mi vida y mis vivencias. Amagué varias veces hasta que hace dos años me separé y en un principio quería hacer una obra para defenestrar a mi ex. Ahí surgió el impulso, fue la bronca. Después se acomodó y nos dimos cuenta que hablar de mi vida y mis vivencias era hablar de otras cosas y no de eso. También sobre él, pero la bronca se fue aplacando y transformando. Mi padre se que fue clave en todo lo que vino luego de su suicidio. Entonces apareció solo. Vino en forma de audios, cartas y recuerdos guardados en mi mente. Supongo que se hizo un puente entre lo triste que me estaba pasando en ese momento y que se ligó directo a las emociones de mis 13 o 14 años. Aparecían las coincidencias increíbles de fechas de sucesos entre el hoy y el pasado. Fue muy flashero todo. Los Redondos fueron clave todo el tiempo, al igual que Ferro, la cumbia, Mataderos, el barrio.
-La obra toca temas muy intensos. ¿Cómo fue el proceso de abordar estas experiencias desde lo artístico sin caer en lo testimonial o en lo meramente autobiográfico?
-Yo creo que fue bastante difícil el primer año. Ensayé siempre sentada, casi no me paraba. Y el segundo año ya fui con el ímpetu de decir «esto tiene que ser un recital, no quiero estar sentada, me quiero parar». Tenía otra energía. La verdad es que no sé en qué quise indagar, no tengo idea. Fue es una especie de ritual mágico, los ensayos, donde las cosas ocurrían, pasaban y yo no era muy consciente de lo que iba ocurriendo y también estaba muy dura, era como un robot que ensayaba. Sabía que tenía que hacer la puesta en escena y actuar, pero que los verdaderos sentimientos iban a aparecer en la escena cuando estuviera el público. También tenía claro que quería que sea un show, que sea un recital, que más allá de lo testimonial y lo biográfico no deje de ser un espectáculo teatral.

-El teatro y la navidad aparecen como contrapuntos a esa oscuridad en la historia. ¿Qué significado tienen para vos y cómo los integraste a la dramaturgia?
-Lo de la Navidad apareció enseguida porque es uno de mis fanatismos casi obsesivos que tengo. Y vino de una forma y terminó de otra porque me di cuenta de toda la expectativa que yo les ponía al 24 y 25 de diciembre, era tremendo. Entonces también funcionó como darme cuenta qué me estaba pasando con la Navidad. Igual amo la Navidad, soy fanática, me voy a seguir poniendo gorros, voy a seguir haciendo regalos, voy a seguir creyendo en Papá Noel. Y mi hijo también se integra a la dramaturgia como algo lindo porque más allá de cómo surgió todo ese fanatismo o por qué yo ponía tanta expectativa en que ese día sea tan bello o que diciembre sea el mejor mes del año, había cosas muy lindas en la Navidad.
-¿Cómo fue la experiencia de convertir tu propia vida en material escénico junto a Jorge Thefs?
-La experiencia con Jor fue algo casi mágico porque realmente hasta que no estrené no me di ni cuenta de lo que estaba pasando. Realmente fui ensayando, escribiendo y «Jorja» iba haciendo toda la puesta en escena y yo no podía ponerme a pensar en lo que estaba sucediendo, simplemente lo hacía. De hecho, todes en algún momento decían «che, te va a pasar algo o sos de cemento», porque yo me limité solo a decir el texto, cantar las canciones, escribir… pero todo lo que era poner el cuerpo era como en formato robot. Yo sabía que eso de ser humana sería con el público. Y si que lo fue. Confié mucho más que nunca, yo que suelo escribir, dirigir, actuar, producir. Realmente me vi inmersa en algo en lo cual yo no podía tomar las riendas del asunto. Así que «Jorja» estuvo ahí para mirar, ordenar y retar. Y dirigir.
-¿Qué impacto tuvo en vos y en quienes te rodean una vez que vieron en trabajo final?
-Todavía el impacto sigue y calculo que seguirá todas las funciones, supongo que pasarán cosas distintas. Esta primera función fue muy intensa, quedé toda la semana muy sensible y lloraba con cualquier cosa. Y también la salida fue muy rara. Gente esperándome para abrazarme, contarme cosas. Nunca me pasó algo así.
Algo lindo del horror se presenta los sábados de marzo a las 21 horas en el Centro Cultural Rojas de la UBA, Av. Corrientes 2038. Entradas disponibles en la web de El Rojas.
