Convertida en un clásico del circuito independiente, la autora y directora habla sobre la obra que ya lleva 12 temporadas, sobre cómo se actualizó y de su llegada a la calle Corrientes, en el Astros.
Texto: Sandra Commisso. Fotos: Gentileza Prensa
Una reunión de padres y madres en un jardín de infantes en la que un grupo de adultos convive forzadamente para tratar de coordinar y acordar todo tipo de detalles que involucra a sus hijos. Defender las necesidades de sus niños es la excusa para expresar las tensiones individuales e imponer opiniones como verdades. Pero deseos, secretos y frustraciones aparecen, convirtiendo la tarea en una disputa de ego y poder. Estrenada hace más de una década, la historia escrita y dirigida por Victoria Hladilo parece más actual que nunca. Hladilo también se sube al escenario junto a Manuel Vignau, Carolina Marcovsky, Julieta Petruchi, Victoria Marroquín y Axel Joswig.

–Después de doce temporadas y recorrer varios países, vuelve La sala roja. ¿Cómo se vive este regreso a la cartelera?
-Lo vivimos con mucha alegría, con entusiasmo, con emoción y con la certeza de que nos subimos al escenario y somos felices haciendo la obra. Es un material que, además de quererlo mucho, lo conocemos en profundidad. Conocemos a los personajes, a sus vínculos en muchísimas capas y eso nos permite jugar con mucha soltura. La obra va madurando junto con nosotros y la profundidad de la trama se hace cada temporada más potente.
-Una aparente reunión anodina entre padres y madres de niños de jardín de infantes, dispara una situación que desborda a todos, ¿el tema del desborde, la violencia y las agresiones está más vigente que nunca? ¿Cómo lo pensaste cuando lo escribiste y cómo lo ves ahora?
-Sí, está más vigente que nunca. Lo vivo con sorpresa y a veces con un alto impacto. Cuando estrenamos La sala soja, estos padres y madres se volvían salvajes. Sus comportamientos, sus tratos eran ajenos a la cotidianeidad. Hoy, por más que muchos de nosotros buscamos la convivencia social en armonía, también se abrieron muchos más permisos para la violencia y la agresión. Ahí también decidimos actualizar la obra. Hay destratos que antes se podían mirar con humor, y hoy ya no. Las tensiones y las fricciones sociales van cambiando y nosotros mutamos también desde La sala roja.
-¿Cuál es el mayor desafío de hacer un material luego de tantas temporadas?
-En este momento siento que es mantener el material fresco, actualizado y creándose en cada función. Como te decía antes: volver a mirar el material, cuestionarlo, reescribirlo si es necesario. La sala roja genera una gran identificación, genera empatía. Ese es uno de sus fuertes y eso debe seguir vigente. Ahí apuntamos nuestro trabajo en esta nueva temporada.

-¿La sala roja es una metáfora de nuestra sociedad actual?
-Sí, es una pequeña sociedad. En La sala roja se muestran adultos con distintos paradigmas (sobre crianza, educación, amor, amistad, alimentación, salud, etc.) Y esos puntos de vista, que muchas veces son tan distintos que se vuelven opuestos, entran en choque. Hay poco espacio para la escucha, para el entendimiento de otro punto de vista. Cada uno lucha por imponer su verdad y eso va armando bandos. Se discute y se vota. Pero si no se acuerda, a veces se impone. Una frase que dijeron alguna vez de nuestra obra (fue el crítico Jorge Dubatti): “Conocé La sala roja y conocerás el mundo”.
-¿Que es lo más interesante de pasar del circuito independiente a la calle Corrientes?
-El aprendizaje, la experiencia. Cambiar las dimensiones. Desafiarse a llevar una obra íntima, que se observa en detalle, a un espacio enorme. Implica cambiar el punto de vista. Además la calle Corrientes multiplica y compartir este material con tanto público es un deseo y un sueño.
-¿Cómo ves el panorama del teatro en el contexto actual?
-Complejo en el sentido de que cuesta mucho montar una obra, hay menos apoyos y ayudas para hacerlo y llevar gente a las salas no está tan fácil por la situación económica. Sin embargo, creo que el teatro, para la mayoría de quienes lo hacemos, es una pasión. Una pulsión. Y un espacio muy plural para compartir asuntos que a quienes escribimos, nos interpelan. Eso sigue estando y los espacios teatrales siguen siendo espacios para comunicarnos, expresarnos y sentar mirada y punto de vista.
La sala roja se presenta los jueves a las 20.30 en el Teatro Astros, Av. Corrientes 746.
