El actor y director repasa su trabajo más reciente en el Teatro Cervantes. «Las lágrimas de los animales marinos» y su experiencia de 20 años como parte del Cirque du Soleil.
Texto Meli Cuitiño. Fotos: Gentileza T.C.
Con su trabajo más reciente, Las lágrimas de los animales marinos, que escribió y dirigió, Toto Castiñeiras formó parte en 2024 de la programación del Teatro Nacional Cervantes. La obra que se reestrenará en febrero, se suma así a una enorme cantidad de trabajos de Castiñeiras, presente en los escenarios argentinos desde hace muchos años. Además, Toto forma parte del Cirque du Soleil con el que recorrió más de 50 países y participó en numerosos festivales en distintos países del mundo.

-¿Qué significa este trabajo en tu carrera?
-Un trabajo más dentro de una prueba de lenguaje escénico. Una nueva oportunidad sobre hacer teatro pensando en un volumen que no se parezca a otros volúmenes anteriores. Y es también una oportunidad más de trabajar con artistas con los que comparto años de teatro y de aventuras. Armar un equipo, comunicar algo, generar conmoción. Una prueba más sobre el no ser solemne, ni siquiera cuando las cosas se ponen serias.
-Entre todas tus múltiples facetas como actor, dramaturgo, director, intérprete físico, cómico, clown, docente, dramaturgo, ¿cómo se define Toto Castiñeiras dentro de la profesión?
-Yo no soy un profesional, ni me defino tanto como alguna cosa. Toto es un sobrenombre familiar que pasó a ser un nombre, cuando en el exterior se le hizo a la gente con la que trabajaba, más fácil de pronunciar. Pero ni eso queda definido nunca. Todo lo que nombrás son capas de algo más difícil de definir. Yo hago esas cosas que nombrás y otras tantas cosas cuando las circunstancias, y muchas veces el deseo (y estoy agradecido por poder tener oficios ligados al deseo), ponen en plano la escritura, el diseño, el montaje, la actuación…
-Digamos que la creación es lo que une todas esas facetas.
-Nunca dejé de crear y soy un ser creativo con algunos oficios, a veces artesano o gestor. Nada más que eso. Supongo que un profesional estudió y se ocupa de hacer funcionar eso que sabe en relación a las personas. Yo no estudié y no me ocupo de que las cosas funcionen de cierta forma aprendida.
-¿Cómo fue tu experiencia en Cirque Du Soleil?
-Formo parte del Cirque du Soleil desde 2004, ya son 20 años. Es más una forma de vida. Para mí es el lugar donde puedo ponerle el cuerpo a las cosas que imagino.

-¿Qué lugares de los que recorriste en las giras mundiales te sorprendieron y fascinaron desde un nivel artístico?
-Generalmente fueron los lugares donde la familia del circo o la troupe estaba más organizada desde la armonía. En el circo la energía vital del equipo es fundante. Es como la pareja supongo, uno recuerda el amor cuando era amor, con sus lugares y los colorea de forma amorosa. Me gustó hacer funciones en el Royal Albert Hall, en Londres, por ejemplo. Pasé por ahí en dos temporadas largas, pero mis recuerdos más hermosos son en la carpa. Es un mundo adentro del mundo. Pude estar en Japón e intercambiar con actores japoneses también. Ese intercambio fue muy enriquecedor hasta el día de hoy.
-¿Desde cuándo producís teatro?
-A los 14 salimos a la plaza San Martín, de Mar del Plata, a actuar con un grupo de adolescentes de una escuelita de teatro. Me armé mi utilería y un vestuario. También recuerdo haberme escrito un texto propio a partir de un texto que nos dio la maestra del curso y también diseñar un espacio de circulación en la plaza. Pero ya antes actuaba para la familia o me inventaba puntos de vista invisibles para generar actuación.
-Dentro de tu rol como dramaturgo y director, en qué imágenes te basás para esas creaciones escénicas? ¿Cuáles son tus inspiraciones y cómo las bajás al escenario para componerlas?
-Son muchas y son azarosas y dependen del momento en el que me dan ganas de escribir o de pensar. En general son dos cosas a la vez. Casi siempre escribo dos cosas a la vez.

-En el caso de la comedia física, ¿desde dónde partís?, ¿cuál es tu base y tus referentes?
-Siempre del cuerpo, de mi cuerpo, un cuerpo que usé mucho en la escena. De preguntarme cómo uso ese cuerpo por fuera de cualquier sistema o técnica corporal. Nunca hice trabajo corporal en danza o en alguna técnica. Solamente cuando, por trabajo, tuve que cumplir con alguien para algún montaje especifico. Mover el cuerpo y diseñar o editar eso mismo que va pasando en el movimiento.
-¿Entrenás todos los días, ensayás desde lo físico algún método puntual o técnica?
-No, no tengo.
-¿Qué proyectos tenés entre manos ahora?
-Estoy empezando a editar el libro de Las lágrimas de los animales marinos, que va a contener imágenes, notas del proceso y diseños varios. Y también estoy proyectando una película.
.¿Qué significado tienen para vos los premios y el reconocimiento?
-Me gané algunos premios, y considero que los que gané, me sirvieron mucho en el momento en el que los gané, para acercarme a alguna gente que quiero mucho y decirles cuánto los quiero. Lo mío no lo siento como una carrera tampoco. Me parece que es más una caminata. «Walking with the circus» se dice cuando se sale a girar con la carpa y hay que seguirle el ritmo a los elefantes. Ir a paso de elefante más que ajustando el culo al paso de la carrera.
