La autora, actriz y directora tiene dos obras en cartel «Entre tus siestas», en La Carpintería y «Shamrock», en el Beckett, que abordan la temática de ser madres, desde distintos puntos de vista.
Texto: Muriel Mahdjoubian. Fotos: Gentileza Prensa
“La maternidad es dormir aplastada por gente que amo. Soy esta mamá, que naufraga y sobrevive de milagro cada día. Y eso es una suerte. Para mí la maternidad es una suerte. La mejor de las suertes”, se escucha en un fragmento de la obra Entre tus siestas de Brenda Howlin que se presenta todos los domingos a las 19 en La Carpintería.
Brenda Howlin es actriz. productora y directora y además, es mamá de dos: Lila y Dylan. Con dos obras en cartel, actualmente, Entre tus siestas y Shamrock, también es autora de Wake up Susan y Jessi, Jenny & John. Howlin explora con maestría el mundo de la maternidad al que suele referirse con humor desenfrenado, como queda demostrado en Entre tus siestas, protagonizado por Debora Zanolli y Martin Tecchi, y dirigido por ella, junto a Santiago Swi y Flor Micha. La obra fue declarada de interés social por la promoción y defensa de los derechos de las mujeres por la Legislatura Porteña.

Entre tus siestas, es una comedia que cruza el teatro físico con la música, y se sumerge en la vida de una pareja de padres primerizos, que se enfrentan a la contradicción que les provoca el amor por su hijo recién nacido y la pérdida total de sus vidas, tal como la conocían.
No es la primera vez que Howlin aborda el tema de la maternidad. Lo hizo en el documental Años cortos, días eternos, premiado en los festivales de La Habana y en La mujer y el cine en donde también actúa, junto a su hija Lila, por entonces, una beba de tres meses y, en la serie No sé cómo volver, que forma parte de la plataforma cine. ar.
Por otra parte, Shamrock es un una comedia en verso con una puesta donde predomina el movimiento, y el juego físico y clownesco que cuenta la historia de una inmigrante irlandesa que es enviada a Buenos Aires para concretar su matrimonio arreglado, pero suceden otras cosas y nada de lo planeado se concretará. La obra está dirigida por Nano Zyssholtz y protagonizada por Alejandro Gigena, Carolina Setton, Justina Grande y Pablo Kusnetzoff y se presenta los viernes en el Teatro Beckett a las 20.
-En tus obras es recurrente el tema de la maternidad ¿Por qué te interpela tanto?
-En mi propia experiencia, pasé por momentos de mucha contradicción personal entre la demanda de mi hija y mis deseos personales. Además del cansancio, el dormir poco, de cómo se modifica la pareja, los vínculos con la familia, con las amigas, con la sociedad, con lo laboral y con el cuerpo. Si bien es algo hermoso y estoy super feliz, a mí la maternidad me dio vuelta la vida entera. Descubrí todo lo que implica ser madre también a nivel emocional y físico. Encontrarme con un cuerpo nuevo, mirarme al espejo y verme distinta, no tener la disponibilidad ni libertad que tenía antes. Empezar a depender de tu suegra o de tu mamá para poder tener vida y hacer otras cosas. Siento que es un tema muy potente y que es una batalla diaria que doy.

–¿Qué le dirías a una mujer que acaba de ser madre?
-Le diría que hoy no es siempre, que va a pasar y que a todas nos sucede un poco lo mismo. Todas caemos en zonas oscuras pero se puede hacer algo durante el puerperio. Es un momento de mucha potencia, lo que siento es que es una oportunidad para hacer algo que nunca hubieras hecho antes. Es una etapa donde no hay nada que perder, ya estás destrozada, no dormís, tocaste fondo, estás cansada, sola y perderte ahí está bueno porque el mundo sigue girando, la gente sigue con su trabajo, ganando dinero, viajando y una está como en una burbuja. Pienso que hay que meterse de lleno en esa burbuja a ver qué hay. Es una gran oportunidad para conectar con una misma.
–¿Como nació «Entre tus siestas»?
-La empecé a escribir en el 2021 y previamente había hecho otras cosas vinculadas con la maternidad y para todos esos trabajos había investigado mucho. Descubrí una parte del feminismo, una militancia. A mí, la maternidad me volvió feminista, me empecé a enfrentar con cosas y vi el patriarcado en distintos discursos de la gente que me rodeaba, en los trabajos, en las licencias. Estaba todo el tiempo atravesada por ese estado y ahí pensé que tenía que hacer algo con todo eso, más siendo dramaturga. Mi segundo puerperio fue mucho más bravo que el primero, yo pensé que iba a ser más fácil, pero no. Fue durante la pandemia, dormía muy poco, tenía a mi hijo todo el tiempo en la teta y escribía con él así. Al punto tal que tuve desgarros y tendinitis, hasta llegué a que me operen de una rotura de ligamentos porque estaba siempre en posiciones incómodas y exigiendo el cuerpo. Me fui rompiendo literalmente. Pasaba mucho tiempo en mi casa sin salir, sin cambiarme, sin arreglarme. ¿Para qué me iba a arreglar? si total el bebé me iba a vomitar. Nunca me había sentido tan vulnerable y todo el tiempo sentía que estaba a punto de perder todo. En un momento dije o escribo o me voy al tacho, sentía que estaba al límite.

-¿Las siestas eran el momento justo para hacer catarsis y trabajo creativo?
-En el segundo puerperio, yo sentía que mi vida era entra las siestas del bebé. Cuando él dormía, yo podía hacer algo, entre sus siestas yo podía vivir. Un día estaba escuchando la canción de Gustavo Cerati que dice: “me dejarás dormir al amanecer entre tus piernas” y me quedó esa canción resonando porque tiene algo muy romántico ese «entre tus piernas» y la obra habla también de la crisis de una pareja cuando llega un bebé.
–¿Cómo es la experiencia de dirigir de a tres?
-Es la primera vez que yo dirijo, yo vengo de la actuación, dramaturgia y producción integral de mis proyectos, nunca había dirigido, pero esta obra era tan personal y yo tenía tan claro como quería llevarla a escena, que surgió la idea de dirigir también. A mí me gusta mucho el cruce de lenguajes, la música, el cuerpo y sola no me sentía preparada. Soy muy admiradora de Ana Frenkel y de ese lenguaje poético, me gusta mucho ese momento donde la obra se corre del realismo y se mete más en lo emocional del personaje y no me sentía preparada para hacerlo sola. Yo había hecho dos obras antes con Santiago Swi, un gran director que también estaba atravesado por la paternidad porque acaba de tener a su segunda hija. El tampoco podía solo y necesitábamos alguien que nos guíe en lo coreográfico. Pensamos en Flor Micha, que había escrito y dirigido Consagrada y me había encantado. Resulta que ella también estaba pasando por el puerperio, o sea ninguno de los tres podía solo. La única manera de hacer esta obra era en equipo. Me gusta construir en equipo, siento que me complementa.
-¿Cómo fue la experiencia de «Shamrock» que ya va por su cuarta temporada?
–Shamrock la empecé a escribir en el 2013 en el taller de Ariel Barchilon a partir de un ejercicio que nos propuso que era escribir una escena en verso y yo, que vengo de familia de irlandeses, la primera imagen que me vino a la mente fue la de una irlandesa bajando del barco, sola, en Argentina. Y ahí me pregunté ¿qué pasa si cuando llega al puerto no está la persona que la tenía que estar esperando? Ese fue mi disparador para empezar a escribirla.

-¿Con quién te formaste?
-Tuve una formación ecléctica. Egresé de la EMAD como actriz, estudié Dramaturgia en la UNA, me formé con Susana Torres Molina, Alejandro Tantanian, Ariel Barchilón, Lautaro Vilo y Ariel Farace. Hice también un taller de escritura creativa con Tamara Tenembaum. Y en actuación me formé con Nora Moseinco, también hice mucho clown con Claudio Martínez Bell, Enrique Federman, Walter Velázquez y con Ana Frenkel. Conocí lo que hacía ella y me voló la cabeza, ese cruce de cuerpo y danza, me encantó. Me interesa mucho trabajar con cuerpos que expresan lo que está pasando en la escena, la herramienta del cuerpo para construir y contar algo y de alguna manera también poetizar. Me interesa que no sea todo tan dicho y tan explicado.
-Hacés trabajo en equipo también con tu marido, ¿cómo se complementan?
-Creo que la fuerza de un equipo es lo mejor que hay para que un proyecto salga. Nos complementamos. siento que soy mejor y que crezco cuando tengo al lado a alguien que hace crecer mi idea. Mi marido, Marcos Murano es escenógrafo, diseñador, y director de arte. Él tiene una mirada general sobre los proyectos, y cuando yo empiezo a escribir, él arranca con los bocetos. Y siempre hace un trabajo de investigación gigante. Él es el primer lector, el primero que empieza a confiar en la idea y hace la realización, la escenografía y me acompaña con la comunicación, con las redes y con todo. Para mí en el teatro es clave contar con un equipo.
Shamrock: viernes a las 20 en Beckett Teatro, Guardia Vieja 3556.
Entre tus siestas: domingo a las 19 en La Carpinteria, Jean Jaures 858.
