En un intento desesperado de amor, Rosa viaja a las Islas Malvinas a buscar a Ramón. Ya se desató la guerra y al taller de costura de tía Olivia sólo llegan las buenas noticias: parece que estamos ganando. Ese es el puntapié de la obra escrita y dirigida por Lucila Garay que se presenta los domingos en Timbre 4.
Texto: Ámbar Ledesma. Fotos: Tati Manzelli.
Rosa en las islas de Lucila Garay, ambientada en 1982 durante la Guerra de Malvinas, nos cuenta la historia de Rosa (interpretada por Manuela Begino Lavalle), que está a punto de casarse con Ramón, su novio. Se encuentran en el taller de costura de su tía Olivia (rol a cargo de su madre, Inda Lavalle) con su prima (Luján Blaksley) y su mejor amiga (Manuela Menéndez) a hablar sobre el enamorado de Rosa: si su traje de casamiento le quedará bien con toda la comida que les llega a los soldados, si estará abrigado con las frazadas y ropa que les envían… Su amiga se muestra pesimista respecto a la guerra, lo que hace preocupar aún más a Rosa, quien hace casi un mes que no recibe noticias de Ramón, ni siquiera una carta como él se lo había prometido.

Entre preocupaciones, tazas de té con budín y las ganas crecientes de que Ramón regrese sano y salvo, casi como un juego las tres jóvenes -a espaldas de su tía- idean un plan a priori descabellado: Rosa tiene que disfrazarse de hombre e ir a las islas a buscar a Ramón. Para ellas, una idea brillante. Para su tía, absurda.
La escenografía y los vestuarios son los que nos transportan a esa época de la historia argentina. Cada detalle está muy bien cuidado, desde los accesorios hasta la forma de expresarse de los personajes. Toda esta elaborada construcción nos hace sentirnos parte de esa casa, vivir cada momento junto a ellas. Los personajes están muy desarrollados, con personalidades marcadas para poder distinguirlas y al mismo tiempo poder empatizar con ellas. Un recurso que ayuda a sentirnos parte de su hogar y sentirlas cercanas es el uso del público como un espejo, donde Rosa se mira probándose el vestido, juegan a disfrazarse de soldados y finalmente muestran la rotura que sufren estos personajes a causa de la guerra.

Rosa en las islas revive cómo en 1982 gran parte de las familias argentinas vivieron ese conflicto armado: de la esperanza inicial del ‘estamos ganando’ a la destrucción física y emocional tras toparse de lleno con la cruda realidad de esos cientos de hombres, casi adolescentes, que se vieron obligados a participar de la guerra y que no pudieron regresar para contar su historia.
Rosa en las islas se presenta los domingos a las 16 horas en Timbre 4, Boedo 640. Entradas a la venta en Alternativa Teatral.
