Detrás de escena

Imprenteros: oficio e historia familiar ahora plasmados en un documental

La película, dirigida por Lorena Vega y Gonzalo Javier Zapico, aborda la misma historia familiar de la actriz que en 2018 estrenó como obra de teatro y luego como libro, ahora desde el punto de vista audiovisual. Se puede ver en la Sala Lugones y en el Malba.

Texto: Sandra Commisso/ Fotos; Prensa

Lorena Vega es actriz, directora, creadora en general. El biodrama Imprenteros, estrenado en 2018, con la expectativa de un puñado de funciones, ya recorrió el país, salió al mundo y sigue rodando. En la obra, Vega y sus hermanos Sergio y Federico, reconstruyen su historia familiar a partir del recuerdo de la imprenta que tenía su padre en el Conurbano bonaerense cuando ellos eran chicos, Imprenteros también se transformó en un libro y ahora, en un documental, dirigido por Lorena y su marido Gonzalo Javier Zapico, con producción de Ají Molido Films. La película no es un backstage de la exitosa obra, es mucho más. Se trata de la misma historia pero con los ribetes nuevos que le aporta el lenguaje audiovisual. Se puede ver en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, los días de semana y en el Malba, los sábados.

-Obra de teatro, libro y documental, tres piezas sobre una misma historia pero que a la vez funcionan individualmente, ¿qué es lo más interesante de cada lenguaje de Imprenteros?

Lorena: Supongo que lo más interesante es que en todos los casos, se hace un abordaje a la memoria pero en el lenguaje propio de cada disciplina, y en cada uno hay un procedimiento común que es ir articulando un relato a través de distintas imágenes que van emergiendo para poder hacer de nuevo, un pasaje por ese territorio de infancia, por esos momentos del pasado que, la única manera de vivirlos es a través del recuerdo y la evocación. Pero ese trabajo genera un nuevo tiempo. Cada soporte tiene una lógica que tiene en común este rompecabezas que se arma con distintas materialidades. Me refiero a relatos orales, de testigos, fotografías de distintas décadas, viejos audiovisuales como VHS y también con entrevistas filmadas en la actualidad, archivos de clases de teatro, de encuentros casuales, de cosas aleatorias. Siempre es articularlos en función de contar una historia.

-La obra iba a tener 3 funciones y ya superaron las 500, ¿qué hay en la historia que llega tanto?

Lorena: Yo un poco me encargo de responder con lo que me dice la gente porque es ahí donde lo fui entendiendo. Cuando me dicen que hablo de la historia de mi familia pero también hablo de otras familias que tenían marroquinería o carpintería o fábrica de medias. Lo que fuese que sea un emprendimiento familiar, de un oficio, puede generar una identificación por trabajar con máquinas antiguas, en un taller del conurbano y en un núcleo familiar donde se tensan todos los vínculos a partir de estar atravesados, en parte, por el dinero.

-¿Cómo transformó los vínculos familiares de los Vega el fenómeno Imprenteros?

Lorena: Nos transformó para bien, a mis hermanos y a mí y a todo el núcleo familiar expandido, incluyo a todos los familiares que están nombrados en el trabajo y a todos los familiares no sanguíneos que se fueron armando a través del trabajo en todos estos soportes. Y nos fue transformando porque nos están pasando otras cosas en la vida a partir de esto. Porque se nos amplió la mirada sobre nuestra propia historia, se nos abrieron horizontes con objetivos comunes como querer hacer un libro, la aventura del documental, experiencias hermosas como la presentación del libro como en quince lugares. Y siempre hemos invitado a personas de la cultura que tenían algo que ver y les pedimos que trajeran una foto y un texto y salieron cosas hermosas como con Vivi Tellas o Rafael Spregelburd, por ejemplo. Nos ha cambiado en que seguimos construyendo relatos y concretando sueños y eso es muy alentador.

-¿Qué sigue ahora?

Lorena: Ahora es acompañar a la película que está dando sus primeros pasos. Con el libro conocimos que tiene su propio camino y ahora con la película también. Ahora es entregarse un poco a ese recorrido, después de tanto trabajo de cocción. Ahora viene la etapa de la degustación. Y además se retroalimentan entre todas las piezas. Y esos relatos cruzados generan algo que es muy hermoso.

Por su parte, Alejandro Israel, uno de los productores de Imprenteros, el documental, cuenta cómo participó de la producción de la película.

-¿Qué es lo que te interesó de Imprenteros para llevarlo al formato documental?

Alejandro: Lo que me atrajo de Imprenteros desde un comienzo, habiendo podido ver una de aquellas primeras funciones en el Centro Cultural Rojas, y luego habiéndola visto infinidad de veces más, tenía que ver con esta suerte de manifiesto que la obra proponía, entre lo artístico, lo teatral, lo laboral, los oficios y lo familiar, todo en un combo super interesante planteado desde el vamos por Lorena y sus hermanos Sergio y Federico. Me resultó novedoso, cómico, tierno al mismo tiempo, y además, nos une una amistad de muchos años con Lorena y Gonzalo, que hace que los conozca muy bien. Luego, vino el libro, que me parece una pieza hermosa y fundamental.

-¿Supiste enseguida que no era la típica película del detrás de escena?

Alejandro: La idea que tuvimos al comienzo de la pandemia de hacer una película sobre el proyecto, era precisamente que no fuera una película que simplemente retratara un «detrás de escenas», sino una pieza absolutamente independiente, autónoma, que ahonda mucho más en las temáticas propuestas, volcada en este caso muy significativamente hacia esa pregunta fundamental que plantea la voz en off de Lorena al comienzo de la película sobre «¿qué es una familia?».

-¿Cómo fue el proceso de realización del documental?

Alejandro: El proceso de realización de la película fue hermoso. Se desarrolló durante más de tres años, entre el 2020 y el 2023. Fuimos moldeándola a medida que iba pasando el tiempo e iban surgiendo situaciones y escenas que considerábamos pertinentes registrar para la película, como la pandemia, los innumerables zooms, la vuelta a los teatros, el viaje a Córdoba para hacer la residencia con Gabriela Halac, de Documenta Escénica, la vuelta al trabajo en la imprenta, y varios temas más. Y luego vino un proceso súper enriquecedor en la sala de montaje, primero con Mariano Saban y luego con Emi Castañeda, y ahi fue que, a fuego lento, se fue cocinando la película. Empezaron a aparecer diferentes modos de narrarla, había muchísimo material registrado que finalmente pudimos plasmarlo.

Imprenteros, el documental se puede ver los sábados de agosto a las 22 en el auditorio del Museo de Arte Latinoamericano (MALBA) Avenida Figueroa Alcorta 3415. Entrada general: $3000 – Estudiantes y jubilados: $1500. Comprar entradas

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