Entrevistas

Carla Calabrese: «Me gusta que una obra pueda cambiarte el día»

Actriz, directora, productora y empresaria, es la responsable del musical «Come From Away» que luego de dos temporadas exitosas en el Maipo, en septiembre seguirá su recorrido con el mismo elenco argentino en Madrid.

Texto: Sandra Commisso. Fotos: gentileza prensa.

El 11 de septiembre de 2001 es una fecha fijada trágicamente en la Historia. Ese día ocurrieron los ataques terroristas a las Torres Gemelas en Nueva York, un suceso que, junto a sus consecuencias, cambió para siempre, la vida de millones de personas en el mundo. Pero paralelamente sucedieron otros hechos, tan inesperados pero menos trágicos como el que relata el musical Come From Away, estrenado en Broadway en 2013 y actualmente en el Maipo, donde va por su segunda temporada.

En esta obra, cuya versión local dirige Carla Calabrese (también adaptadora junto a Marcelo Kotliar), describe la situación vivida en la isla de Gander, en Terranova, Canadá cuando, 38 aviones que tenían como destino Nueva York, luego de que se cerrara el espacio aéreo de la ciudad aquel 11S, fueron desviados hacia ese pequeño pueblo canadiense. Allí, pasajeros de distintas nacionalidades y culturales duplicaron la cantidad de habitantes del pueblo, modificando por completo sus vidas durante varios días. Esa situación caótica también fue una muestra de solidaridad, empatía y convivencia, contrastantes con el horror que estaba ocurriendo a unos dos mil kilómetros de allí.

Es tan loca la historia que relata Come From Away que si uno la cuenta en una película tipo Hollywood, podría considerarla exagerada.¿Qué te atrapó de esta obra?
-Cuando me dijeron que trataba de un musical que tenía relación con el ataque a las Torres Gemelas, no me entusiasmaba la idea. Pero la verdad es que no se trata de eso si no de un evento simultáneo que muestra las consecuencias que sucedieron en todo el planeta a partir del ataque. Cuando la vi, entendí todo y comprendí el valor documental enorme que tiene esta obra. De cierta manera marca algunas de las cosas buenas que pasan en el mundo y que no tienen prensa, por eso está bueno contarlo. Si eso es a través de un musical de Broadway o Buenos Aires o como sea, no importa. Estamos recibiendo constantemente noticias malas y lo bueno que sucede queda escondido.

-La clave está en cómo se cuenta una historia así, con emoción y también con humor.
-Claro, ahí está el arte de contar una buena historia. Ojalá algún día lo domine porque hasta ahora lo que hago es recrear y adaptar versiones al español. Creo que es una suerte de sacrilegio cuando se hace mal. Una obra mal adaptada o traducida me hace sentir eso, también pasa con un libro que amás y lo ves en una película y se le pierde el espíritu. Pero cuando sale bien, es genial, es la magia del teatro. Por eso creo que hay que hacerlo con dedicación real, muchísimo cuidado, amor y entender profundamente el material.

-¿Qué es lo más difícil a la hora de adaptar un texto?
-Lo más complicado es que no pierda la esencia. No se puede poner en cada línea, una traducción exacta, menos si se trata de canciones porque no coinciden en métrica o en rima. A veces con Marcelo Kotliar estamos días enteros con una línea hasta dar con la palabra justa. Es buscar algo que encaje en una métrica o acentuación sin perder la emoción. Es cuestión de darle muchas vueltas hasta encontrarlo. Y eso es una gran responsabilidad porque de eso depende que al espectador de acá le llegue lo que el autor quiso decir originalmente.

-Si el texto genera distancia debe ser lo peor que puede suceder, ¿no?
-Todas las piezas tienen que encajar muy bien y en eso también influye mucho la composición de los elencos. Tiene que haber una energía bastante pareja, que todos tiren para el mismo lado, más allá de cada uno cante muy bien, se tienen que amalgamar las energías. Pasás mucho tiempo trabajando y por lo menos tenés que poder compartir un almuerzo. Así que primero, es importante que sean buena gente, después que sean talentosos y que cuadren con el personaje. Es una tarea ardua elegir los elencos pero vale la pena. Como elegir pareja, porque si no, después la paris.

-Todo eso se percibe del otro lado, traspasa el escenario si algo funciona o no en el conjunto.
-Tal cual y la verdad es que me pone muy contenta haber desarrollado unas cuantas técnicas para que esa parte me salga bien. Es muy importante, porque así todo fluye mejor en el escenario y fuera del escenario. No tenés que ser mejores amigos pero si saber que te podés apoyar en tus compañeros, que va a haber un ida y vuelta con armonía.

-En septiembre todo el elenco se va a trasladar a España, a hacer una temporada de Come From Away en un teatro de Madrid, ¿cómo surgió eso?
-Estoy feliz de viajar con todo el grupo de acá. Lo propuse y aceptaron. Imaginate que tuviera que volver a armar todo un elenco con gente nueva. Esta es la obra más difícil que dirigí, es muy rápida, muy ajustada así que es una tranquilidad seguir con el mismo elenco. En principio serán seis meses así que va a ser una gran experiencia. Va a ser una producción española de The Stage Company en el teatro Marquina.

-Madrid busca posicionarse como la meca del género musical en español, ¿es más responsabilidad eso?
-Si, pero es muy lindo también formar parte de esa movida. Y que usen nuestra adaptación para presentar allá, es genial. Hicimos algunos pequeños cambios en la forma de hablar para que suene mejor para el público de allá.

Con una vocación artística muy temprana, antes de dedicarse de lleno al teatro, Carla fue profesora de inglés y unió su labor docente con su pasión por las artes escénicas. También fue azafata de LAPA y en esa época es que conoció a su marido, el piloto y cineasta Enrique Piñeyro y juntos, decidieron años atrás, comprar el Maipo y continuar con el legado de Lino Patalano. En 2005, Carla creó la companía The Stage Company y no solo encontró cómo encauzar su vocación por el teatro sino que demostró que podía hacerlo muy bien con obras como Shrek, Sueño de una noche de verano, la brillante El curioso incidente del perro a medianoche, y ahora Come From Away que luego de Buenos Aires, seguirá su derrotero en Madrid.

-¿Qué tiene que tener una obra para que la elijas?
-Yo busco que sea un material muy profundo, que sea muchos más que un entretenimiento. No me cierra solo el entretenimiento, quiero que el que vea la obra salga con algo más de la sala, me gusta que una obra pueda cambiarte el día, que valga la pena todo el esfuerzo. Más allá de si son grandes producciones o más chiquitas. Y más si hay música porque te llega mucho más directo el mensaje.

-Está bueno que te pasen cosas cuando ves una obra, que te afecte de alguna manera.
-Totalmente, está bueno si te distraés un rato, reirte de pavadas pero si eso además me hace pensar, algo me cambió, me hizo ver desde otra perspectiva, mejor. Es tanto el trabajo que requiere una obra que si salís de verla y te olvidaste, a mí no me gusta.

-Es que además, se pueden dar ambas cosas, más allá del género que sea.
-Me parece que sí y que la gente lo agradece. Yo hago las obras como a mí me gustan y creo que funcionan en ese sentido.

-Producís, adaptás, dirigís, actuás, ¿cómo combinas todas tus facetas?
-Me considero una directora que está en todo: puedo elegir la obra, producirla como quiero, adaptarla y así controlar, creo que es un poco de controladora. Y después, soy apegada, entonces cuando termino de dirigirla, no me divierte soltarla, entonces trato de subir al escenario con algún personaje. Y de alguna manera me las arreglo. Yo lo siento como un todo. Lejos de compararme, Shakespeare o Moliere hacían eso, tenían un grupo al que dirigían, escribían, actuaban, buscaban el teatro. Al teatro lo veo así, como un todo.

-Son muchas tareas de gran responsabilidad
-Si, es mucho. Con Shrek, que fue la primera que hice así, no me subí al escenario. Pero a veces, siento que hay lugares donde puedo estar y eso hace que me entusiasme desde otro lugar y que no me quede solo mirando de afuera. Y sigo dirigiendo desde adentro. Si no dirigiera a la vez, seguro actuaría mejor pero por eso elijo personajes secundarios. Y me rodeo de gente que se ocupe de temas logísticos para delegar algunas tareas. Cuando hay un buen equipo, se puede, Siempre tengo una cover, además porque me subo cuando ya tengo todo armado previamente. Así que, mientras me de la energía, lo seguiré haciendo. Y los prejuicios están, eso ya depende de lo que le guste a cada uno cuando ve una obra.

-Más allá del consenso acerca de la calidad del teatro argentino a nivel internacional ¿cómo ves su situación en este momento en particular?
-Argentina es una referencia para el teatro, sin dudas. Creo que los países en donde hay crisis económicas o sociales, en general, buscan refugiarse mucho más en sus historias, en hacer teatro, en la literatura. Quizás algo de eso haya tenido que ver con el gran desarrollo que tuvo el teatro argentino. Hay una necesidad de recrear historias en las cuales identificarse. Por eso yo voy a seguir produciendo teatro acá porque necesitamos que siga habiendo buen teatro. Y tenemos mucha facilidad para que salga bien, por talento y profesionalidad, acá hay mucho nivel. Y eso es muy estimulante.

-Aprovechar todo ese talento, ¿no? Incluso todavía hay mucho público por ganar.
-Es genial que eso pase y es una suerte de respiro dentro de toda las crisis que atravesamos. Es una necesidad de escapar de la realidad, identificarse con otras historias y aportar un mensaje que brinde algo más. En cualquier sociedad, el teatro bueno suma muchísimo pero eso es fundamental si la sociedad tiene graves problemas,

-Por algo el teatro sigue sobreviviendo a todo, a pesar del paso del tiempo y todo lo que surge como novedad.
-Creo que tiene que ver básicamente con la adrenalina que implica eso de mostrar y compartir lo que está pasando en ese momento presente.

Come From Away tiene funciones los viernes y sábados a las 20.30 y los domingos a las 19.30 en el Teatro Maipo, Esmeralda 443. Entradas en la boletería del teatro.


		

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