La actriz regresa al Teatro Nacional Cervantes para cerrar el año con varias funciones, del 14 al 17 de diciembre, del monólogo «Lorena», que forma parte de la trilogía «El Hotel es un cuerpo» y refleja la identidad trans desde varias perspectivas.
Texto: Sandra Commisso. Fotos: Gentileza prensa TNC.
El ciclo El Hotel es un cuerpo repasa, a través de tres monólogos, las experiencias de tres chicas trans en su paso por el Gondolín un hotel emblemático en Villa Crespo, recuperado por ellas como espacio comunitario y de resistencia. Las obras están basadas en el libro Reunión: Cuatro Legendarias en el Hotel Gondolín. Payuca interpreta a Lorena en el monólogo del mismo nombre, dirigido por Felicitas Kamien, con funciones el 14, 15,16 y 17 de diciembre en el Teatro Nacional Cervantes.

-¿Quién es Lorena, tu nuevo personaje?
-Lorena es un personaje de ficción, creado por Felicitas Kamien y Federico Liss, inspirado por los relatos del libro Reunión: Cuatro Legendarias en el Gondolín de Dani Zelko, Marlene Wayar, Zoe López, Marisa Acevedo y Viviana Borges. Lorena es una mujer trans que vive en el Hotel Gondolín a fines de los 90’s principios del año 2000, una persona marginada, expulsada y vulnerada por una sociedad que la rechaza y discrimina constantemente. Ella, en su habitación del hotel, nos narra su mundo, en primera persona luego de haber vivido un hecho grave. Y a la espera de encontrar una salida, nos va contando sus relaciones, sus promesas de amor y su forma de sobrevivir en la sociedad.
-La obra es un monólogo, ¿qué desafíos te impone frente a otros géneros?
-Abordar un unipersonal es un gran desafío para cualquier artista. Es una estructura que te impone gran responsabilidad durante toda su duración. No permite descansos, como sí suele sucede al trabajar en equipo o con grupo de actores o actrices. De vos depende que la atención de cada espectador esté todo el tiempo sobre una, por eso son tan importantes los primeros minutos en escena, creo que es ahí donde lo podés lograr. En el proceso creativo tuve la suerte de conocer y trabajar con Felicitas, la directora, y fue un gran equipo el que armamos. Me brindó muchas herramientas para poder llevar adelante el personaje.

-Si bien la obra es ficcional, la temática de identidad trans es algo que vivis en carne propia. ¿Cómo se refleja eso en el personaje?
-Es inevitable que en varios puntos o temas tratados en la historia, no haya conexión directa con mi vida personal, más allá de la identidad, y siendo incluso un mundo o una realidad tan lejana para algunos y algunas pero tan cercana y empática para otros. Desarrolla temas como la discriminación, el rechazo, los cuales transité mucho, y en menor medida los sigo transitando actualmente. Están distintas situaciones como no llegar a ser correspondida con un amor o una falsa relación basada en deseos futuros de visibilidad y permanencia como proyecto de vida. La obra propone una intimidad muy expuesta a la cual le aporto toda la verdad necesaria que está a mi alcance.
-Las identidades diversas, al aparecer, están siendo «cuestionadas» o » amenazadas», por decirlo de alguna manera, en este presente no solo local sino también a nivel global. ¿Cómo se resignifican hoy en este contexto histórico y social, según tu perspectiva?
-Considero que en este presente lo más importante es que se estén contando estas historias de identidad trans, que lleguen a ser conocidas y no ignoradas como ocurría hasta no hace muchos años atrás. En especial, en lugares oficiales, como el Teatro Nacional Cervantes o el Teatro San Martín, ya que la llegada al público es diferente y abarca otros circuitos. Poder estar ocupando espacios y visibilizando mi trabajo como actriz, marcando precedentes y que sean lugares habitables para toda la comunidad LGBTTTIQ+, me parece un gran logro y lo celebro.
