El director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España, el actor Lluis Homar, habló sobre la vigencia de «La vida es sueño», de Calderón de la Barca y de la nueva versión del director británico, Declan Donnellan, que se presenta en el Teatro Regio hasta el 2 de diciembre.
Texto: Sandra Commisso. Fotos: Prensa CTBA.
Un texto se convierte en clásico cuando, por ejemplo, casi 400 años después de haber sido escrito, todavía sigue rondando por escenarios del mundo, del derecho y del revés. Eso es lo que ocurre con La vida es sueño, obra emblemática del teatro español, creación del gran Calderón de la Barca, que ahora desembarca en Buenos Aires con una nueva versión. Esta vez, a cargo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España (CNTC) pero con la dirección del inglés Declan Donnellan.

La vida como una ilusión que pone al ser humano frente a los grandes dilemas, el eterno enfrentamiento entre libre albedrío y destino son los ejes que Calderón expresó en La vida es sueño en 1635 y que como un eco continuo llegan hasta el presente con su poética y filosofía imperecederas. El elenco de esta versión de Donnellan, radical, irónica e impredecible, está formado por Ernesto Arias, Prince Ezeanyim, Rebeca Matellán, Manuel Moya, Alfredo Noval, Goizalde Núñez, Antonio Prieto, Angel Ruiz e Irene Serrano y se presentan en el Teatro Regio, con funciones el 29 y 30 de noviembre y el viernes 1 y sábado 2 de diciembre.
En su visita a Buenos Aires, el director de la CNTC, el actor Lluis Homar, habló sobre la vigencia de este texto y de la experiencia de trabajar el director británico, que ha dirigido en Londres, Moscú y otras ciudades, tanto clásicos teatrales como ópera y ballet. «Este proyecto es de hace muchos años, diez por lo menos, y recién ahora se pudo concretar. Por primera vez Declan está al frente de un texto español que, además de recorrer España, se ha presentado en otras ciudades de Europa y ahora llega hasta Buenos Aires. Además, este título es EL título del teatro español», dice Homar. El actor y director aclara que para Donnellan (quien no pudo venir esta vez a Buenos Aires para esta puesta), Argentina es muy especial, «es su público favorito del mundo».
-¿Qué importancia tiene un clásico como La vida es sueño hoy?
-Los clásicos nos gritan, nos sacuden, y hoy más que nunca nos llaman a ir a lo esencial porque nos estamos deshumanizando. El Siglo de Oro español fue un fenómeno histórico, un momento único por la calidad de autores que reunió y que nos siguen dando, desde sus textos, una alternativa de vida.
-Nos interpelan como si no hubiera pasado el tiempo.
-Es así, nos hacen preguntarnos a qué venimos a este mundo, y todo lo que sucede a nuestro alrededor, en todo el planeta nos hace ver que estamos perdiendo lo humano. Por eso desde las instituciones tenemos que dar alimento al mundo para que eso no se pierda. Yo me pregunto donde quedó el Imagine, ese himno de John Lennon, que llamaba a la paz y la unión, parece tan lejano…

-Para colmo, hace poco tuvimos una pandemia y eso no ayudó tampoco.
-Para nada, sin dudas. Fuimos creando monstruos y así nos olvidamos de lo que es la vida de verdad. Declan habla mucho de eso, por ejemplo, cuando se refiere al terror de la Navidad, ese momento del año en donde se activa una felicidad forzada, ficticia, creada para consumir y distraernos. Creamos muchas herramientas para distraernos como el teléfono móvil, por ejemplo. Y así posponemos estar vivos, presentes con uno mismo.
-Así se alimentan las fantasías cada vez más alejadas de la realidad.
-Claro, nos hacen vivir en sueños y hay que recuperar el libre albedrío del que habla Calderón, ese que dentro de tus limitaciones te permite elegir entre alienarte del todo o no. Creo que esa es la revolución de hoy, o vamos a por ello o nos perdemos para siempre.
-En el medio aparecen líderes que solo aportan más confusión, ¿no?
-Buscamos eso por pereza, por comodidad, para no estar en el presente. El desafío es cada uno pueda ser líder de sí mismo pero nos hicieron perezosos para dominarnos mejor. Ahora es tiempo de jugarse para tener sino para ser o no ser, si es que ya no es muy tarde.

-¿Cómo fue la experiencia de trabajar entre el elenco español, con su texto emblemático, con un director británico?
-Nos vino muy bien, más allá del resultado y de los gustos que pueda despertar su puesta en escena. Pero lo más interesante fue que se acercó al texto con mucho respeto, claro, sin manchar el espíritu pero sin reverencias. En eso tiene ventaja la cultura inglesa que, con su compañía ya llevan siglos de tradición en abordar sus obras de distintas maneras. Así que sirvió mucho su mirada desde el aquí y ahora.
-Y reivindica, de alguna manera, el origen popular de todas estas obras que, con el tiempo, se habían ido diluyendo.
-Recuperar lo popular, en el mejor sentido, es otro aspecto fundamental. Yo me siento muy vinculado al teatro para el gran público, ese en el que el artista no está por encima del público y que por eso hace que la esencia llegue a destino.

-El verdadero rol del teatro, del arte en general, ¿no? que llegue el mensaje que se quiere transmitir, sea cual sea.
-En el teatro no vale «el como si», tiene que ser algo genuino lo que sucede en el escenario. Hoy más que nunca tiene ser auténtico el hacer vida, para que el público se identifique y se reconcilie con el vivir.
La vida es sueño. Funciones: 29 y 30 de noviembre y 1 y 2 de diciembre, a las 20 en el Teatro Regio, Av. Córdoba 6056. Localidades: $6900.
