Escrita y dirigida por Elisa Carricajo y Juan Onofri Barbato, quien es el intérprete, tiene tintes autobiográficos pero sin ser biodrama. Las funciones son en el espacio Planta, que además, gestiona la pareja de la actriz y el coreógrafo.
Texto: Sandra Commisso. Fotos: gentileza prensa.
El humo como hilo conductor de memorias familiares funciona para representar y a la vez revelar trucos de supervivencia. Vendo humo, la obra escrita y dirigida por Elisa Carricajo y Juan Onofri Barbato y que protagoniza el director y coreógrafo en el espacio Planta, es un relato que pone en juego temáticas tan disimiles como las reglas del mercado del arte, la distancia entre los países, la vida de un artista, las familias y la especulación financiera.

Además de compartir trabajo, Carricajo (una de las integrantes del grupo Piel de Lava) y Onofri son pareja desde hace más de una década y aquí hablan de su labor a la par con este material que propone hablar de la inflación, la paternidad y el trabajo. Y todo, a partir de una experiencia de su vida personal, que llega a escena envuelta en una humareda metafórica y creativa.
-¿Cómo surgió la idea de Vendo humo?
–Juan: Comenzó como una investigación solitaria, sobre el humo como material que se dispersa en el espacio y nos informa de la presencia de luz. Fueron algunos meses de tocarlo, sentirlo, manipularlo, envasarlo, pero sobre todo, observarlo. Eso produjo mi enamoramiento con ese material y con la posibilidad de volver a pensar una obra. En la medida que esa experimentación avanzaba, otros materiales se adhieran accidental o intencionalmente. Algunos textos sobre procesos de creación atravesados por la burocracia y las peripecias de financiamiento en contextos de inflación, un vhs familiar filmado en medio de la hiper de 1989 y algunos materiales personales más actualizados. Así el humo comenzó a enlazar sentidos y complejizar las formas. En ese momento entendí que tenía una obra en camino y que había que armar un equipo para crearla.
-¿Cuánto hay de realidad familiar llevada a escena y cómo se trabaja con ese material más «personal»? ¿Cuál es la diferencia con un biodrama?
–Juan: Yo no puedo hablar en términos de Biodrama, porque nunca hice ningún curso, ni estudié nada al respecto, ni soy un entendido de esa categoría, ni mucho menos que es lo que engloba. En este caso, había una urgencia de hablar de temas coyunturales vinculados a la economía y la inflación, la gestión de la vida de un artista en Argentina y la paternidad.

–Elisa: Los materiales y la información familiar que hay en escena son “reales”, es decir, son materiales verdaderos extraescena que están puestos ahi en diálogo con otros materiales escénicos y eso hace que su sentido se altere, se potencie o se modifique. La obra no está pensada como un biodrama, en el sentido de que no se busca poner en escena la biografía de alguien o de un grupo de personas. Es más bien que una investigación que proviene de algo escénico (como las máquinas de humo) empieza a encontrar en el diálogo con materiales autobiográficos nuevos anclajes de sentido. Desde ahi cobran valor estos materiales, y empiezan a proponer un marco, histórico, politico, económico o de género donde se insertan.
–Juan: Usar sucesos de mi vida personal fue una manera de abrir estos temas más generales desde un trampolín personal. Lo que da cierta impunidad porque en tal caso el cuerpo que se abre es el propio, las sensibilidades se autorregulan, y los riesgos se corren de forma personal. A diferencia de todas mis obras anteriores, esto fue muy relajado un juego muy libre y desfachatado, que me permitió imaginar con mucha libertad.
–Elisa: Lo autobiográfico es pensado más en diálogo con esos procesos más macro y con lo específicamente escénico más que como algo que tenga valor en si mismo. Creo que si el punto de partida de partida hubiera sido ese, la investigación hubiera sido otra.

-¿Cómo es la experiencia de trabajar en pareja?
–Juan: Trabajar con Elisa fue muy importante para poder abordar con tanta soltura, locura y arrojo los materiales personales. Ella los conocía, me conoce a mi hace 12 años y fue excelente compañera de esta aventura, porque combinó su gran recorrido artístico, con el cuidado y acompañamiento sobre un material sensible y amoroso.
–Elisa: Yo me sumé más tarde al proceso, pero justo los materiales sobre los que trabaja la obra ya eran, algunos, materiales en común, o que abordaban temas sobre la historia de nuestros últimos años, la construcción del teatro, por ejemplo. Había algo de lo que ya habíamos hecho juntos que ya estaba en la obra por eso fue fluida la incorporación. Creo que trabajar con alguien que es tu compañero en tantos otros campos de la vida le suma una intimidad, algo de conocerse profundamente para poder abordar, o pensar en los materiales. También la obra combina una investigación desde el movimiento que es más el campo en que Juan se desarrolló con un trabajo más específico sobre la escritura y la interpretación de la palabra, que es un campo en cual yo tengo más recorrido. Entonces fue un buen complemento que cada uno viniera de campos distintos de lo escénico para concebir una obra que salta de género todo el tiempo
-La obra, se presenta en Planta, un espacio que, además, lo gestionan ambos. ¿Cómo se combina la gestión con la creación?
–Elisa: Lo estamos descubriendo e inventando. Como cuenta la obra, la sala es bastante joven, en el medio estuvo la compra y refacción del espacio, luego llegó la pandemia.. El equipo de Planta y todo lo que está pasando allí ahora, que es un montón, es relativamente reciente. Y muy estimulante. Gestionar un espacio como Planta, si bien tiene muchos aspectos burocráticos y que no tienen nada que ver con la creación, también es un trabajo muy creativo que nos permite estar en contacto con artistas y procesos, que nos permite pensar y ensayar lo que queremos de las artes vivas. También qué tipos de comunidades queremos integrar y qué accesos culturales queremos que haya en nuestra ciudad y construir en esa dirección. Planta es una casa abierta que compartimos con socios y amigos y desde ahí nos inventamos la vida. Es mucho trabajo pero también es todo un lujo para los tiempos que corren.
Vendo humo tiene funciones jueves y sábados a las 21.30 en Planta, Inclán 2661. Entradas por Alternativa Teatral.
