Críticas

Edmond: una comedia universal que muestra cómo crear un personaje

La obra del francés Alexis Michalik, con un numeroso elenco que encabezan Felipe Colombo, Miguel Angel Rodríguez y Vanesa González, se presenta en el recientemente recuperado Teatro Alvear.

Texto: Sandra Commisso. Fotos: Prensa CTBA.

El artificio del teatro es atemporal. En eso reside gran parte de su magia. Edmond, la obra del francés Alexis Michalik, con la que se reabrió el Teatro Alvear, tras una década cerrado, está basada en ese artilugio, y en desmontarlo a la vista de todos. En parte por eso, la obra francesa fue la elegida para esa reapertura. Si bien la decisión de que fuera una pieza extranjera la que rebautizada una sala porteña del circuito oficial (perteneciente al CTBA) despertó polémica, el hecho de tratarse de un personaje clásico, equilibra un poco los tantos. En Edmond se retrata el proceso universal de la creación de una obra y de cómo esa obra llega a un escenario, superando obstáculos a más no poder. Algo de lo que el teatro argentino sabe y mucho. Ese proceso está enfocado en la figura de Edmond Rostand, el autor de Cyrano de Bergerac (personaje real del siglo XVII en el que Rostand basó su pieza), que desde su primera representación en 1897, se convirtió en un clásico de l teatro francés y con el tiempo, se universalizó.

El escenario de la remozada sala de la calle Corrientes se transforma entonces en un escenario parisino de 1897, en el que un joven Rostand se muestra agobiado por su situación familiar y desesperado por no encontrar inspiración para una nueva obra. En un manotazo de ahogado recurre al comediante Coquelin a ofrecerle lo que todavía no escribió y, para su sorpresa, el actor le encomienda la tarea, con una fe ciega en que esa obra aún por nacer, será la salvación para Edmond y un éxito que lo devuelva a su época de mayor esplendor.

Con ese disparador, Edmond entrará en una frenética búsqueda creativa, sorteando a la par, los caprichos de las actrices divas de la época y las exigencias absurdas de sus productores. No sin ocuparse de los delirios románticos de su amigo actor y de la presión de su mujer, celosa porque sospecha que hay una nueva musa inspiradora en la vida de su marido poeta.

La desazón, los egos desmedidos, la falta de recursos, el tiempo para el estreno que pisa los talones, son algunos de los inconvenientes mundanos que Edmond debe enfrentar mientras su imaginación va hilando una nueva trama y su corazón empieza a estar tironeado entre su familia y la presencia inspiradora de una vestuarista que lo cautiva. Todo sucede a un ritmo vertiginoso, en el que actores y actrices se multiplican en varios personajes, y además, entran y salen para armar las escenas con la utilería que está a la vista.

De esta manera, el teatro muestra sus hilos, su detrás de escena, y habla de sí mismo para hablar del mundo, a la vez. La poesía, la historia dramática que enfrentan sus personajes encuentran el tono ideal en la comedia más pura. El ritmo es incansable, los personajes se cruzan, se enredan y se entregan al juego con gusto.

Dirigida por su propio autor, Alexis Michalik, Edmond es como esas cajas chinas que se contienen unas a otras de donde siempre sale algo más que sorprende al espectador. Michalik cuenta a Rostand quien a su vez, cuenta a Cyrano, en un laberinto de ficción y realidad encantador.

Para confirmar la universalidad del lenguaje teatral, la obra francesa está interpretada por un elenco argentino en el que confluyen registros muy variados pero que, en el armado final, funcionan perfectamente amalgamados. Felipe Colombo es Edmond, en un rol que casi no deja nunca el escenario; Miguel Angel Rodríguez interpreta a Coquelin y Vanesa González a la vestuarista Jeanne. También actúan Nacho Pérez Cortés, Yanina Gruden, Eugenia Alonso, Gaby Ferrero, Luis Longhi, Abián Vainstein, Carlos Da Silva, Matías Milanese y Federico Lehmann, en un gran despliegue de oficio y talento muy parejo.

Estrenada en 2016 en el Palais Royal, de París, Edmond continúa en cartel hasta la actualidad con mucho éxito, incluidos cinco premios Molière. La versión local es una adaptación de Fernanda Cava y Gabriela Ricardes, en coproducción del CTBA con Acme, Le Théâtre du Palais Royal y Légende.

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