Entrevistas

Valentino Grizutti: «Uno hace el teatro que cree que hay que hacer»

Casual de noche, la obra del grupo Labrusca, indaga sobre la representación y la ficción, desde la mirada de un grupo de artistas muy jóvenes. Con 22 años, Grizutti, que se perfila como una de las figuras más destacadas de su generación, forma parte de la compañía y es el director de la puesta, en Casa Estudio Teatro.

Texto: Redacción Todo Teatro. Fotos: gentileza prensa.

Con apenas 22 años, Valentino Grizutti ya tiene una extensa trayectoria en el teatro argentino ya que participó de distintas obras que es un niño. Ahora, además de actuar, escribe y dirige y forma parte de la Compañía Labrusca que integran también Juan Cottet, Miranda Di Lorenzo, Violeta Postolski y Patricio Penna. Con el grupo presentan Casual de Noche, dirigida por Valentino, en el Casa Estudio Teatro.

¿Cómo surge la compañía Labrusca?
-Creo que nuestra compañía comenzó, como suele surgir cualquier grupo, por una afinidad, por compartir una enorme admiración por el trabajo de colegas. Ahí encontramos formas similares de encarar los procesos; una serie de obsesiones en común. Y en un inicio, por lo menos para mí, se dio cierta intuición misteriosa: conocía a los chicos y las chicas de varios lugares diferentes y tenía la sensación de que podíamos trabajar bien juntos. Si bien tuvimos un precedente en Persona, una obra que hacíamos en el Centro Cultural Recoleta junto a Emiliano Dionisi, nos reunimos como grupo por primera vez alrededor de los primeros borradores de lo que hoy es Así así, acá acá. A partir de ese puntapié apareció la idea de trabajar en conjunto en el montaje de una obra -como un enorme salto al vacío- y luego ver si ese grupo podía sostenerse en el tiempo, ver cómo funcionaba esa dinámica. Fuimos primero un grupo de trabajo, que luego nos hicimos amigos; esa también es una de las claves de nuestro grupo.

Valentino recuerda que, durante la pandemia, se cortaron los ensayos pero las ganas quedaron latentes. «Finalmente terminamos estrenando otro proyecto antes, Toma Tres, que escribí durante la cuarentena con la idea de retomar el grupo, en relación a unas indagaciones de lenguaje que me interesaban, con las convenciones que ese contexto nos permitía. Creo que esa odisea, esa imposibilidad inicial, constituyó una suerte de núcleo irradiante de deseo, que es lo que hasta el día hoy nos une.

¿Qué los llevó a acercarse al teatro y a estar estrenando su tercera obra siendo tan jóvenes?
-Creo que cada uno y cada una tiene ahí su mito de origen; su pequeño misterio en su relación con el teatro y la actuación. Esa relación es una de las cuestiones que indagamos en esta nueva pieza, Casual de noche, que indaga sobre qué sucede con el yo -la persona que actúa- a la luz de una profesión -ser actor/actriz- que, siendo hostil como cualquier otra, está además ceñida por ficciones, por relatos, por cosas que uno puede o no representar, que puede o no ser.

-¿Cómo trabajan dentro de la compañía?
-Cada nuevo proyecto surge de un núcleo del orden del deseo; hay una zona ahí donde se emparenta la lógica de uno como artista con la lógica de uno como espectador; en ese sentido, el disparador puede ser un “qué ganas de hacer algo como esto”, o bien un interés por indagar una serie de procedimientos, de textualidades o de zonas de la actuación que no exploramos previamente. También puede ser una contestación a ciertas tendencias de la escena porteña. Uno hace el teatro que cree que hay que hacer en ese momento.

-¿Cuál es la propuesta de Casual de noche? ¿Cuáles fueron los disparadores de esta nueva pieza?
-Particularmente Casual de noche surge un poco de todo eso; en general pensamos nuestras obras como territorios a indagar: formas y procedimientos que poner en juego. En el caso nuestra primera obra, Toma Tres, fue un proyecto post-pandemia concebido como una obra-recorrido, donde trabajar sobre espacios no convencionales -la hicimos en distintos teatros, en escuelas, en bibliotecas- y una simultaneidad narrativa. En Así así, acá acá, por el contrario- planteamos un espacio estrictamente frontal, con foco en las actuaciones Y en Casual de noche, nos propusimos trabajar más sobre cierta materia de la escena y los cuerpos, dejando de lado la idea del relato o esa fuerte impronta textual de nuestros otros proyectos. Hay algo más performático si se quiere; en ese sentido, predomina lo fragmentario.

-¿El grupo funciona como espacio de investigación del que además, salen los proyectos destinados a compartir con el público?
-Si, y con Casual....es la primera obra que no trabajamos sobre una dramaturgia escrita previamente. Aquí abrimos un proceso de investigación y creación en el que fuimos pensando y escribiendo, alrededor de una serie de preguntas y materiales particulares: las escenas de casting; esos fragmentos de ficciones que debemos hacer propios por poco tiempo y luego dejar ir, con los que se supone que uno debería conseguir trabajo y pagar el alquiler. Esas escenas tan banales, y en general deficientes, ponen literalmente en escena algunos de los misterios y las preguntas fundamentales de la actuación. Ese es, en definitiva, el territorio que queríamos indagar.

-¿Qué esperan del ida y vuelta con el público y por qué Casa Estudio Teatro como espacio para este nuevo montaje?
-Uno nunca sabe qué esperar del público. Nosotros creíamos que Así así… era una obra que no iba interesarle a nadie, y sin embargo el feedback con espectadores y colegas fue sorpresivo y muy grato. La elección de la sala tuvo que ver en principio como una concurrencia reiterada de parte de todo el grupo; aquí se emparenta nuevamente la figura del espectador y la del creador. Las propuestas de Casa Estudio Teatro nos conmueven, siempre generan misteriosamente un ritual muy singular y sensible, que no se encuentra en otras salas de la Ciudad. Tal vez esa es su clave, su pequeñez, su sencillez; ese también fue el desafío. En general nuestras obras suelen trabajar sobre el exceso: exceso de palabras, de información, de capas y niveles en la estructura. Fue un buen ejercicio intentar llegar al núcleo del material. En ese sentido, la mirada de Martín Flores Cárdenas, director y dueño del espacio, fue clave. De igual forma, el espacio ya plantea una dinámica y un ritual muy diferente; propone otras convenciones, otras reglas. A la vez, es de los pocos espacios reales de experimentación en la escena independiente, plantea otro modo de producción, y no está replicando las formas del teatro comercial a pequeña escala. Por eso nos gustó.

Deja un comentario