Darío Serantes dirige y actúa la obra «Estaba en casa y esperaba que llegara la lluvia» de Jean-Luc de Lagarce en Ítaca Complejo Teatral. Todo Teatro lo entrevistó por su doble rol en este texto que habla de los vínculos familiares, la espera, del regreso y, por supuesto, del amor.
Texto: Redacción Todo Teatro. Fotos: gentileza prensa.
Darío Serantes se formó como actor y director con Juan Carlos Gené y Rubén Szuchmacher, es becario del curso de Dirección y Dramaturgia dictado en Casa de América y acaba de estrenar una nueva versión de Estaba en casa y esperaba que llegara la lluvia. En esta pieza, Jean-Luc Lagarce nos cuenta la historia de su retorno a la casa familiar, vuelve vencido por su enfermedad. Es el joven hermano, quien un día se fue para no regresar. Ahora escribe su despedida y quien nos habla es su hermana, La Mayor. La espera de su regreso ahora se ha transformado en la espera de su muerte.

-¿Qué te interesó de esta obra de Lagarce para gestionar los derechos y llevarla a escena?
-Me interesa toda la obra de Jean-Luc Lagarce. Me parece que es muy rica en cuanto al desarrollo actoral de cada personaje, las situaciones que plantea. Estaba en casa y esperaba que llegara la lluvia es un texto de una profundidad increíble que me interesa en particular porque tiene una sensibilidad y un desarrollo emocional de cada una de las situaciones, y de cada uno de los personajes que atraviesan esta historia. Lo emparento mucho con otro material de él que se llama “Apenas el fin del mundo”, de la cual se ha hecho una película. Y cuando nos planteamos llevar un texto a escena con la actriz Nadia Albarracín, apareció este texto. Ya había tenido varios acercamientos a él. El primero fue a través de la puesta que se hizo en el Teatro San Martín hace ya unos años con la dirección de Stella Galazzi. A partir de ahí descubrí este material, me resultó sumamente interesante, al punto de que lo propuse en una clase, en un taller de teatro que estaba dando en esos años. Hicimos una muestra en la escala de San Telmo, la apuesta fue totalmente diferente.
-¿Cómo es el doble rol de actuar y dirigir?
-Básicamente, y en primer lugar, soy actor, y la idea era actuar. Muchas veces me pasa que cuando quiero hacer un texto, me autodirijo. Puede parecer un poco soberbio, pero en realidad muchas veces me pasa eso. Uno, como actor, espera las convocatorias. Pero también, en mi caso, muchas veces he salido a generar mis propios proyectos y a ponerme a la cabeza de la dirección, como pasó hace años también, cuando hicimos Las Criadas, de Jean Genet, en una temporada del Teatro del Borde.

-¿Cómo fue el proceso creativo y qué decisiones implicó la puesta en relación al texto y la disposición del elenco?
-En principio la propuesta era improvisar, trabajar mucho desde el cuerpo, desde la voz… Investigamos mucho. Yo estaba convencido que era necesario construir cada personaje con cimientos sólidos. El tipo de teatro que propone Jean-Luc Lagarce es un teatro que aparentemente no describe acciones, especialmente este texto que tiene muchos monólogos, muy descriptivo por momentos, donde la cuestión temporal se va modificando incluso dentro de los mismos parlamentos donde esto puede pasar ahora o quizás fue en el pasado o va a pasar mañana. Y hay muchos textos que aparentemente están orientados al público porque lo utiliza como interlocutor de esto que le sucede a cada personaje. Entonces había que construir toda una red de acciones, de relaciones, y todo el tiempo yo pensaba que lo que teníamos que tratar de descubrir era qué sucedía además del texto, que el texto fuera una parte más de esto que se ve, que se escucha. Y a partir de ahí se fueron proponiendo diferentes situaciones dentro de cada escena para que las actrices y en mi caso el actor pudiera sostener el texto desde una cuestión más física y vincular en relación con los otros.

-¿Cuáles son las consideraciones que hacés en esta obra desde la dirección y cómo fue el trabajo con las actrices que te acompañan en escena?
-Empecé a estimular la memorización del texto desde casi el principio porque es un texto complejo, de mucha reiteración… Hay algo cíclico en esta parálisis que atraviesan los personajes que esperan. Es que esperan el regreso del joven hermano, hundidas en esta casa de campo, en las afueras de un pueblo, con lo cual la memorización, el aprenderse el texto, me parecía algo fundamental para poder empezar a trabajar a partir de eso, con todo el bagaje de lo improvisado y todo lo que se trabajó en los primeros encuentros. Como director, a mí lo que me sirve es que yo ocupo un rol desde la actuación de un personaje que relata un poco la historia, con lo cual yo no tengo mucha interacción. Eso me permitió trabajar específicamente con ellas y postergar un poco mi participación como actor para trabajar con las actrices desde la dirección. Después fuimos mezclando, hay una sola escena en la cual prácticamente yo interactúo con una de las actrices y sobre el final. Pero bueno, básicamente trabajé mucho con la idea de sostener y acompañar el trabajo de cada una de las actrices que componen esta obra.

-La obra habla de la ausencia, la enfermedad y los vínculos familiares que muchas veces dificultan que algunas identidades se manifiestan. ¿Qué pensás de este texto y lo que quiso transmitir Lagarce?
-Descubrir de qué habla la obra también fue todo un proceso. Uno toma un material y muchas veces descubre cosas a lo largo del trabajo. Me pasó exactamente eso. En principio, yo pensaba que hablaba sobre la enfermedad y la muerte. Y, en realidad, fui descubriendo que la obra habla sobre la vida, de cómo uno la encara y cómo la puede vivir, porque está centrado, básicamente, en la espera de estas mujeres que se han quedado paralizadas en esta casa, en esta casa de campo, en las afueras de un pueblo, esperando el regreso de este hijo, de este hermano. Pero, bueno, no haciéndose cargo de sus propias, casi sin vivir, porque están todo el tiempo en esta situación, atravesadas por la culpa. También creo que tiene mucho peso la homosexualidad manifiesta de Jean-Luc Lagarce. Yo creo que esta obra tiene mucho de autobiográfico. También sabemos, concretamente, que él muere muy joven. Esto me impactó mucho también. Fue una muerte temprana a los 38 años a causa del SIDA, en años donde no existía un tratamiento eficaz, ni un diagnóstico oportuno. Con lo cual, además de no haber podido desarrollar más su obra -que seguramente hubiera sido mucho más rica de lo que es- él, en esta obra, habla sobre su propio regreso, sobre su propia enfermedad, sobre su propia homosexualidad. Y esto, cómo repercute en ese núcleo familiar, en cada uno de los personajes, de una manera diferente. Y este es un viaje en donde yo siento, desde el escenario, que hacemos catarsis emocional e invitamos al público a que haga lo mismo. Pero en ese hablar sobre la vida también se habla sobre las consecuencias que muchas veces las personas pagamos en relación a tomar decisiones sobre nuestros propios deseos. Muchas veces son víctimas de prejuicios y de condenas sociales. Y ahí viene toda la cuestión relacionada con lo que no se dice. Por eso, cuando pensé en la puesta en escena, pensé casi como si fuese una especie de reality show dondela gente va y habla sobre sus propias historias de vida, sobre sus conflictos, donde va empezando a salir a la luz casi con esta cosa espectacular. Creo que en realidad nos reunimos como si estuviéramos filmando una escena o emitiendo un programa televisivo donde estos personajes, además de vivir lo que lo que dicen, lo cuentan a un interlocutor, que es una cámara, que es el público, y una figura fundamental en todo este proceso para que no quede como algo absolutamente personal y soberbio. La mirada de María Inés Holding, es fundamental, porque es nuestra directora asistente, una mirada externa que fue colaborando también con este proceso mío en relación a dirigir y actuar a la vez. Y por supuesto, el trabajo de las actrices que componen el elenco: Nadia Albarracín, Patricia Alonso, Bea Galessi y Laura Otermín, con quienes hacemos la obra.
Estaba en casa y esperaba que llegara la lluvia se presenta los sábados a las 18 horas en Ítaca Complejo Teatral, Humahuaca 4027. Entradas en venta por Alternativa Teatral.

Patrizia Alonso, con «z»
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