El director viene de hacer temporada marplatense con «La comedia es peligrosa» y prepara dos reestrenos, «Fantasmatic» y «Tarascones». Reflexiona sobre el teatro en pandemia y sus inquietudes para encarar un nuevo proyecto.
Por Muriel Mahdjoubian Rébori. Fotos: Gentileza prensa
Ciro Zorzoli, director, dramaturgo, actor, es una de las grandes personalidades de la escena nacional con títulos inolvidables como Tarascones, Las criadas y Estado de ira entre otras, tanto en el teatro oficial, comercial y alternativo. Su trabajo más reciente fue con la dirección de La comedia es peligrosa, escrita por Gonzalo Demaría, estrenada en el Teatro Nacional Cervantes en plena pandemia y que luego pasó la temporada de verano en el Auditorium de Mar del Plata.
En los próximos meses lo esperan dos reestrenos: Fantasmatic invocación Stanislavski, un espectáculo en torno a la figura de Stanislavsky que se presentó primero, en el Centro Cultural San Martín y luego en El Portón de Sánchez, pero fue interrumpido por el confinamiento y, Tarascones, que llegará en abril, con ocho funciones, al Metropolitan Sura.

¿Cómo fue la experiencia de hacer “La comedia es peligrosa” en la temporada teatral de Mar del Plata?
Nos fue muy bien, dentro del contexto de pandemia que hace que la temporada haya estado marcada por algunas funciones suspendidas por covid. El arranque de la obra no escapó a esa lógica, ya que fue un contexto muy particular. Cada vicisitud que tuvimos que atravesar la fuimos convirtiendo en una consigna que solamente es posible encararla si está el deseo colectivo de poder llevarlo adelante, sino es muy difícil, Pero lo importante es haber podido retomar las obras porque nuestra actividad estuvo parada por mucho tiempo. Y la experiencia de haberla hecho en Mar del Plata fue buenísima. La posibilidad de mover la obra a otra ciudad fue excelente porque nos dio la oportunidad de que venga público de todas partes, que de por sí ya es estimulante y, además, te renueva el vínculo con la propia pieza. Todo el trabajo que hicimos en el Auditórium, que tiene características distintas al Cervantes, fue muy inspirador. Cada adaptación te permite refrescar la mirada sobre la obra y empezar a ver otros detalles, por lo tanto, en términos artísticos fue una experiencia súper atractiva.
¿Cómo surgió la idea de hacer «La comedia es peligrosa»?
En realidad, me convocaron para pensar una obra por los cien años del Teatro Nacional Cervantes, en septiembre del 2020, momento en donde ni siquiera se vislumbraban las vacunas, pero a mí me entusiasmó la idea de hacer una obra grande y festiva. Todo era un plan suponiendo que iba a menguar un poco la situación pandémica. ¿Cómo sería ensayar con barbijo, con distancia? Todo era nuevo y había que arrancar. Las circunstancias complejas hacen que se renueve el pensamiento y la reflexión respecto a la incertidumbre que, en definitiva es un elemento propio de la existencia humana, el no saber qué va a pasar mañana. Uno proyecta, pero con la pandemia quedó más en evidencia que toda planificación está sujeta a un devenir que no está en tus manos.

¿Cómo surgen en general tus proyectos?
Los proyectos que se me ocurren hacer a mí, surgen de mis inquietudes que generalmente vienen siendo muy pocas y las mismas desde hace muchos años.
¿Y cuáles son esas inquietudes?
En general, me da la sensación que voy partiendo de diferentes cosas, pero luego, me doy cuenta que son distintas entradas de una misma zona. Por ejemplo, el vínculo con el otro. También me seduce mucho, ver qué pasa con los elencos muy numerosos en donde se juega más el factor social, no tanto el vínculo uno a uno. Me gustan los grupos numerosos porque son energías diferentes. Cada vez es más difícil que haya elencos grandes, antes era más habitual, ahora es menos frecuente y me dan ganas de explorarlo. En la obra de Stanislavski son seis actores y ya es un número importante y ni que hablar en “La comedia es peligrosa”, que son dieciséis. Para mí en ese proyecto era muy importante que el elenco pudiera hacer un territorio y crear un vínculo que fuera un poco más de compañía, y afortunadamente se logró. Empezás a sentir que hay algo que comienza a potenciarse. No es que cada uno hace su trabajo, sino que hay algo de cada uno que empieza a desarrollarse en el encuentro con los otros y eso me parece maravilloso
¿Te gusta dar clases?
Sí, me parece un espacio fascinante. Doy clases en la UNA, un seminario en la EMAD y también en la Diplomatura de Dramaturgia, estos son los espacios de pedagogía que me parecen súper nutritivos. La experiencia pedagógica está muy buena, porque no tiene esa sensación de que hay que llegar a un estreno, es la práctica en sí. Es muy bueno poder reflexionar y explorarse en el vínculo con el hacer, sin ninguna otra demanda que la exploración en sí misma.

¿Cómo se logra mantener vivo función a función a un personaje y no repetirse?
Me pregunto, ¿qué es lo que hay que volver a repetir? Si me propongo repetir la emoción de anoche que estuvo buenísima, eso ya es una causa perdida, o la que tengo que conseguir, también. Lo voy a lograr intentando volver a hacer algo en relación a lo que me rodea. Pienso en una pieza de teatro, muchas veces cuando vas haciendo funciones, es muy probable que vaya menguando el vínculo con lo que te rodea y estés cada vez más atento a lo que te toca hacer a vos, desde tu personaje. Por eso, pregunto, ¿qué es lo que tenés que repetir? Si lo que hay que repetir es lo que tengo que hacer, o lo que tengo que repetir es volver a abrir, a mirar para que, nuevamente, escuche cosas que me van a estimular a que yo pueda lograr lo que tengo que hacer con mi personaje. Creo que hay algo muy simple que hay que hacer, como actor o actriz, es volver a ver y a escuchar. No estar pensando en cómo digo este texto, o qué es lo que me tiene que pasar.
¿Cuáles son los últimos libros que leíste?
Uno de Susana Pampín, “Arroyo», que es bellísimo y otro de Gonzalo Demaría que se llama “Cacería”. Dos libros absolutamente distintos uno del otro, pero muy interesantes, en el caso de Gonzalo es más de investigación, y en el de Susana, un hermoso libro.
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