Con trabajos como actriz, directora y autora, la artista reflexiona sobre sus búsquedas creativas y su gran producción, actualmente con tres obras en cartel, en sus distintas facetas: Matar a mamá, La suerte de la fea y Pelomuerta.
Texto: Maxi Curcio. Fotos: Alejandra López, Aaron Wang, Gustavo Mirabile.
Destacada actriz, directora, autora y docente de teatro, Paula Ransenberg es uno de los talentos más versátiles de nuestra escena. Sobre sus más recientes trabajos, presentes en la cartelera porteña, Matar a mamá, La suerte de la fea y Pelomuerta, la artista comparte detalles acerca de las búsquedas personales que inspiraron el proceso creativo de estas tres obras,

-En Matar a mamá, con funciones viernes, sábados y domingos en el Politeama, regresás a la dirección y supone un reencuentro con Laura Oliva, la autora, con quien compartiste cartel, el pasado año, en la obra “Para mí, para vos”. ¿Cómo fue ese nuevo encuentro?
-Con Laura Oliva nos entendemos mucho, como actrices, como compinches y en nuestra mirada sobre el teatro. Me ofreció dirigir Matar a mamá y quedé encantada. Es un texto que habla sobre la relación de dos hermanas y de ellas con su madre. Tiene humor y profundidad, con un elenco de lujo: Inés Estévez, Florencia Raggi y María Rosa Fugazot, y con la productora Rimas, de Ricky Pashkus, a la cabeza. No podemos estar más contentas.
-La obra parte de una premisa como lo es el revuelo que causa en dos hermanas el hecho de que su propia madre, ahora influencer, ha revelado la privacidad de ellas, haciendo público detalles íntimos. ¿Qué reflexión propone esta historia respecto al poder y la injerencia de las redes sociales en nuestra cotidianeidad?
-Creo que le tocará al espectador sacar sus propias conclusiones, pero, sin dudas, la obra pone bajo la lupa la importancia que tienen hoy en día las redes sociales, cómo dedicamos tanto tiempo a la imagen que queremos dar a los demás y el gran valor que le damos a lo que opinen de nosotros. Un personaje dice algo así: «Si nos dicen que somos geniales, nos lo creemos y si nos dicen que somos horribles, también. Y eso es muy triste«.
-Por otra parte, y con gran acierto, el texto visibiliza la falta de comunicación existente entre dos hermanas que parecen, a priori, tener pocas características en común, y, a su vez, refleja evidentes fragilidades del vínculo maternal. ¿Cuánto conocemos realmente a nuestros afectos?, ¿cuánto nos cuesta cumplir con las expectativas de aquellos a quienes no desearíamos defraudar?
-Las relaciones familiares son muy complejas, son personas muy cercanas, que nos conocen de toda la vida pero que, al mismo tiempo, no conocen todo de nosotros. Su opinión y valoración nos forja, nos importa y muchas veces nos desespera. De eso, sobre todo, habla en un tono de comedia dramática Matar a mamá.

-Pelomuerta, de la que sos autora, estuvo en cartel hasta hace pocas semanas en Galpón de Guevara, donde volverá en octubre. ¿Cómo nació esta obra?
-La obra nació a partir de un diálogo que escuché en mi peluquería. Una clienta estaba hablando con el peluquero e intercambiaron unas frases tan geniales, brutales y desopilantes de humor negro, que yo tomé disimuladamente mi teléfono y las escribí pensando que algo podría salir de ahí. Y así nació.
-En esta obra indagás en la peluquería como un espacio en donde se busca maquillar la belleza y, paradójicamente, también se desnudan verdades. ¿Qué singularidad hallás en ese espacio de confesional intimidad?
-La peluquería es, muchas veces, un confesionario, como ocurre con los taxis. Es un espacio donde vamos a tapar canas, disimular calvicies, simular cabelleras descomunales y, sobre todo, dar una imagen a los demás de lo que deseamos ser. Pero en ese espacio se desnuda la verdad física, y consecuentemente, las verdades del corazón. Ese ámbito me pareció el ideal para encontrar a dos mujeres luchando con la decadencia física, el paso del tiempo y la soledad. Además, es un lugar en donde prevalece el humor y la vitalidad por sobre las tragedias, y eso también me atrajo.
-¿A qué elementos del humor femenino recurrís para contar lo realmente terrible de la decadencia física, la lucha contra el paso del tiempo y, en última instancia, la soledad?
-No sé si es un privilegio femenino reírnos de nosotras mismas, pero sí es algo muy argentino. Si no nos riéramos de nuestras tragedias y desgracias no podríamos atravesar momentos tan difíciles como los que estamos pasando como país. Y eso lo tenemos mujeres y hombres. El humor nos sostiene, nos aúna, nos drena y nos hermana. Lo que sí me interesa es hablar desde estas mujeres, cómo viven su soledad, el paso del tiempo y su encuentro con la muerte, la fe y la amistad. Todo desde un color delirante y con canciones, donde aparecen desde una momia hasta la Virgen de Luján.

-¿Qué desafíos en particular te propuso esta obra al conjugar roles de dramaturgia y dirección?
-En varias ocasiones. con Solo lo frágil, Para mí sos hermosa y Sentada en una casa de vidrio, escribí obras que después actué. Pero eran obras para una o dos actrices. Esta tiene cinco intérpretes, que representan a muchos personajes más. Era un universo más complejo y muy particular, que yo sabía cómo era y me daban ganas de explorar, también desde la dirección. Encontré un elenco maravilloso que superó por mucho el texto escrito e hizo de la obra un hermoso proceso creativo: Dolores Ocampo, Iride Mockert, Laura Silva, Andrés Passeri y Federico Llambí Ellos son actores que manejan mucho humor sin perder profundidad dramática, algo que me importaba mucho. Y, por si fuera poco, cantan y bailan. Al proyecto se sumó Facundo Borgia en la creación y dirección musical y fue un pilar importantísimo del mismo.
-De igual manera, el valor de la belleza y la construcción de la identidad reaparecen como temáticas centrales en La suerte de la fea. ¿Qué representó para vos poder dirigir el texto de Mauricio Kartun?
-Creo que el tema del valor de la belleza, el ser amado y ser deseado aparecen como un tema importante en obras que escribo, pero también que actúo, como Juicio a una zorra (un texto de Miguel del Arco, dirigido por Corina Fiorillo), Para mí sos hermosa y Solo lo frágil. Dirigir un texto de Mauricio Kartun, que aún no se había llevado al teatro, fue un privilegio y un desafío. Su texto es una joya: la historia, el personaje increíble lleno de matices, el arco dramático, su lenguaje, su construcción. Todo es perfecto. Está en cartel hace nueve temporadas, en Timbre 4 y seguimos descubriendo cosas, con Luciana Dulitzky actuando y Federico Berthet ejecutando la viola y son para no perdérselos.
–Un unipersonal protagonizado por una mujer, algo que solía ser infrecuente tiempo atrás, afortunadamente lo es cada vez menos. ¿Cómo evaluás el rol femenino y su injerencia en la actualidad de nuestro teatro?
-La historia del teatro está llena de obras escritas por hombres, donde naturalmente los protagonistas eran hombres. Gracias a todo el movimiento feminista las mujeres empezamos a contar nuestras historias, a dirigir nuestras historias y a protagonizarlas. Hay muchas más autoras, dramaturgas, directoras de cine y teatro, guionistas. En mi caso, como no me llamaban para actuar, escribí mis propios unipersonales. Así fue y sigue siendo, por un impulso creativo indeclinable. Me da mucha felicidad que estemos ocupando tantos espacios creativos.
-Tanto en Pelomuerta como en Para mí sos hermosa, la música cumple un rol fundamental, también haciéndose presente en La suerte de la fea. ¿Qué te cautiva especialmente de este lenguaje?
-El año pasado me llamaron para escribir y dirigir un espectáculo musical protagonizado por Ligia Piro y la orquesta A Saidera. Se llama Mucho corazón y es un musical de boleros protagonizado por una mujer hablando del amor. Además de Ligia hay diecisiete músicos en escena. Creo que fue el puntapié para ahondar en la música en el teatro, algo que siempre me encantó y que, con Pelomuerta llevé a fondo escribiendo: ¡un musical! Lo digo y sigue pareciendo increíble. Me fascina la música porque va directo al corazón, es sentimiento puro que atraviesa las palabras y los sentidos, reforzándolos o contradiciéndolos. La música en vivo en el teatro me parece muy poderosa y estoy explorando en ello. En Pelomuerta, Facundo Borgia toca el piano y Nico Echeverria la batería en vivo. ¡Es una belleza!
Matar a mamá, funciones viernes y sábados,a las 20 y domingos a las 19.30 en El Politeama, Paraná 353.
La suerte de la fea tiene funciones los domingos a las 18, en Timbre 4, México 3554.
Pelomuerta volverá a la cartelera, con funciones los martes de octubre en el Galpón de Guevara, Guevara 326
