Entrevistas

David Gudiño: «La argentinidad desde el grotesco invita a esa risa que duele y lagrimea»

El actor y autor, creador y protagonista de El David Marrón, reflexiona sobre la estética, los prejuicios y el racismo a partir de su propia experiencia, apelando también al humor.

Texto: Sandra Commisso. Fotos: gentileza prensa.

Escrita y protagonizada por David Gudiño, con dirección de Laura Fernández, El David Marrón, propone un cruce entre el arte y lo mundano, con una mirada propia sobre la estética, los prejuicios y el racismo. David se enamora de Juan en el baño de un museo de la Ciudad de Buenos Aires y ese encuentro entre esculturas europeas, obras de arte argentino y mingitorios se prometen matrimonio ante un testigo muy especial: el David, de Miguel Ángel que, involuntariamente y a pesar de la gelidez de su mármol blanco, desencadenará lo imprevisible. Este extraño triángulo amoroso interracial , el de Juan, el rubio; David, el marrón y David, el de mármol, deja en evidencia y cuestiona las nociones de belleza, bondad y pureza históricamente otorgadas a la blanquitud.

-¿Cuál fue el punto de partida para El David Marrón?
-Tenía un compendio de anécdotas que cuando conocí Identidad Marrón pude entender que eran anécdotas racistas. Como que me pare la policía al mediodía en una esquina, o que, de entre todas las personas de un grupo, al que revisaban era a mí o, simplemente darme cuenta que sigo sin quedar en castings porque el sujeto indígena no vende más que Pachamama y pobreza. El comprender que todo esto forma parte del racismo estructural en Argentina me hizo buscar a quien decírselo. Y bueno yo me llamo David y el David de Miguel Ángel también, entonces me pregunté irónicamente ¿Son todos mis sufrimientos culpa de este blanco six-pack marmolado? Y bueno, en la obra me la agarro con él.

-La obra pone el foco en los prejuicios, principalmente, en el mundo del arte, ¿cuánto hay de la experiencia personal en el material?
-Todo el material es personal, pero no intenta ser biodramático, autobiográfico y documental, sino que intenta ser una historia de amor, amor interracial entre mi cuerpo indígena y los tantos rubios que estuvieron conmigo pero jamás se animaron a presentarme a sus familias. También es una invitación a la expansión de mundos posibles para las subjetividades marrones.

-Apelar al humor,¿ es una manera de acercarse a más público y que se sienta identificado de alguna manera?
-Siempre pienso en la risa reflexiva que propone (Luigi) Pirandello, esa en la que el público se ríe a la vez que se siente invitado a pensar de lo que se ríe. Y también porque no podría vivir conmigo mismo sabiendo que hablaré por más de una hora sin provocar al menos un esbozo de sonrisa. La argentinidad desde el grotesco invita a esa risa que duele y lagrimea, siempre pienso y me gusta ese teatro. Que no jode solo en su onanismo sino que quiere provocar y ver cómo nos encontramos en esta hora que vamos a pasar juntos. Laura Fernández, desde su dirección, propone trabajar el estar con el público y no un “mírenme actuar” sino el descubrir juntos cómo atravesar la fábula. En este sentido siempre estoy trabajando con el público, viendo de no quedarme solo.

-¿Cómo es la experiencia con los espectadores en la Argentina y cómo es en otros países por donde hiciste gira con la obra?
-En Buenos Aires y La Pampa nos pasó que el público se permitía reír mucho y por momentos tensionarse cuando la fábula se ponía más áspera. En España nos pasó que nos sorprendió el nivel de risa que causó la obra, al tercer parlamento la platea estalló y se sostuvo toda la obra. Me quedé pensando si lograban auto encontrarse en la obra, pero creo que sobrepasaba la risa, que no me parece mal, pero quizás fue muy cercano para ellos hablarles de Colón y cómo los cuerpos indígenas llevamos genes de resistencia.

-Más nunca en este momento, la obra desborda de actualidad. ¿Cómo ves el rol del teatro con respecto a lo que sucede en la sociedad?
-El teatro es una herramienta de transformación y de expansión de conceptos y cultura. En mi caso el teatro es mi religión y nadie te paga para ir a la iglesia, así que en cualquier circunstancia siempre el teatro es mi modo de respuesta. Igual tampoco me gusta que el teatro se vuelva pedagógico y esté obligado a decir algo, en ese sentido mi obra no es un tratado antirracista, es una obra que cuenta una historia de amor particular, que quiero compartir para pensar que los marrones podemos ser más que gendarmes, polis, personal de servicio y chorros. Hay un gran mundo marrón por explorar.

El David Marrón tiene funciones los viernes a las 21.30 en la sala Dumont 4040, Santos Dumont 4040. Entradas por Alternativa Teatral.

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