Entrevistas

Ricardo Hornos: «El ideal se encuentra en la mezcla»

El productor argentino radicado en Estados Unidos hace 30 años, debuta como director teatral en la calle Corrientes con la comedia «Jardines salvajes», en el Multiteatro. Parecidos y diferencias entre trabajar en Buenos Aires y en Nueva York.

Texto: Sandra Commisso. Fotos: Machado/R.H.

La obra de la dramaturga estadounidense Karen Zacarías, Jardines salvajes (la más exitosa de Broadway en 2022) fue la elegida por Ricardo Hornos para desembarcar, desde el 12 de junio, como director (además de adaptador) en la cartelera porteña. Hornos vive y trabaja hace más de 30 años en Estados Unidos, donde ya ganó cinco Premios Tony como productor, en Broadway, además de dirigir la película En la mira, con Nicolás Francella, el Puma Goity y Emilia Attias, en 2022. Pero nunca dejó de estar vinculado con la Argentina, donde produjo y adaptó varias obras, la más reciente, Pequeños grandes momentos, actualmente en cartel.

Sin embargo, ahora llega el gran desafío de probarse como director en el circuito comercial porteño con una puesta en el Multiteatro Comafi, protagonizada por Carlos Portaluppi, Viviana Puerta, Mica Vázquez y Nazareno Casero, con producción de Valentina Berger y Carlos Mentasti. Entusiasmado con este nuevo paso, cuenta: «La estoy pasando muy bien, La comedia es un conflicto tan cotidiano que habla de diferencias generacionales, ideológicas y hay un límite real que impone un jardín compartido por dos parejas. La disputa saca a luz lo que Freud llamaba «el narcisismo de las pequeñas diferencias». Sin develar demasiado, se desarrolla la historia pero le encontré un final bastante inusual».

-La comedia trata un tema muy global pero necesitaba una vuelta para acercarla al público local, ¿cómo fue la adaptación?
-En el original la mayor diferencia se deba entre el mundo anglosajón y el latino y acá no funciona. Busqué otras diferencias más locales que, no seré en primero ni el último en explorar, pero que tiene que ver con un Boca-River que se genera a partir de las cuestiones aparentemente más insignificantes. Y que de la simple convicción puede pasar al fundamentalismo en un pasito. Además, me gusta trabajar mucho encontrándoles muchas aristas a los personajes para que no sean solo buenos y malos, que no queden planos y tengan muchos colores porque los seres humanos somos así. Para algunas cosas, soy un divino y para otras, puedo ser un jodido.

-También hay ciertas circunstancias, favorables o desfavorables que, hasta que no suceden, no sabés cómo vas a actuar.
-Exactamente. Ante alguna crisis y aún en situaciones aparentemente sencillas, los personajes pueden disparar hacia lo inesperado. Y en este caso, tratado con mucho humor.

-Estamos atravesando una época complicada, ¿necesitamos aferrarnos al humor más que nunca?
-Es indispensable. Y si además de reírte, te podés emocionar es redondo. Y creo que esta obra podría enlistarse en este tipo de obra que no es pasatista. Puede entretenerte y a la vez hacerte pensar un poco por su mirada sobre la naturaleza humana. En esta época donde lo prescriptivo está muy presente, todo el tiempo parece que te dicen lo que tenés que pensar, qué podés decir y qué no.

-Aunque hace 30 años que vivís afuera, estás muy al tanto de todo lo que sucede en el país, ¿cómo es tu vínculo con la Argentina?
-Vengo muy seguido porque tengo familia y amigos acá y me gusta saber lo que pasa acá. A pesar del tiempo yo mantengo mi identidad y Estados Unidos me agregó una capa pero lo que está en el origen no se pierde. Sobre todo estoy muy atento al lenguaje porque me encanta, me divierte descubrir qué frases nuevas se ponen de moda en cada viaje. Por ejemplo ahora es «finjo demencia», me parece fascinante. En inglés no son tan creativos con el lenguaje. Y a la hora de adaptar tengo muy en cuenta todo eso, y me gusta que el texto suene como música.

-Cuando te fuiste a Estados Unidos, ¿estaba el teatro en los planes?
-No, yo me fui a estudiar, a completar mi carrera de psicoanalista. Y esa carrera previa me nutre ahora permanentemente a la hora de trabajar los personajes, para darle verdad a los personajes, esa es la intención. Pero me gusta enfocarme en la universalidad de los temas: el veganismo, el ambientalismo, el feminismo, por ejemplo.

-¿Cómo fue la decisión de venir a trabajar a la Argentina?
-Por la libertad creativa. Quizás en Estados Unidos hay un montón de beneficios por la rigurosidad con la que se trabaja. Pero si te pasás con el grado de rigurosidad y como director no podés mover ni una silla porque eso lo tiene que hacer el de stage, termina siendo rígido. Eso sí puede ser maravilloso cuando tenés cinco años para desarrollar un proyecto, que suele pasar con un musical de Broadway por ejemplo. Y eso es lo que en Argentina no sucede, entre otras cosas, por una cuestión de dinero por esto de que el tiempo es dinero y viceversa.

-Lo más llamativo es que acá, a pesar de eso, se sigan haciendo muchas cosas y muchas de ellas, excelentes.
-Acá hay mucho talento pero el talento, que es condición indispensable, lo tenés que acompañar con trabajo y disciplina, con responsabilidad. Ese talento y esa posibilidad creativa hacen que cualquiera que viene de afuera se sienta feliz trabajando. Y eso que uno puede contar con los recursos necesarios para hacer grandes proyectos en otras ciudades como Nueva York, Londres o Madrid. Pero acá atrapa eso, el estar contento. El lugar perfecto no existe, el Paraíso se perdió ya en la época de Adán y Eva. Todo depende de cómo enfocás tu laburo en cada lugar que estás, si ves el vaso medio lleno o medio vacío y cómo aprovechás lo mejor de cada lugar. El ideal se encuentra en la mezcla y ahí es donde hay que habitar y disfrutar.

-El fenómeno del teatro en la post pandemia, ¿cómo lo ves?
-Creo que, a pesar de que tanto en Nueva York como el Buenos Aires aún no llegan los números a los previos a la pandemia, en cuanto a cantidad de espectadores, sí hay una gran necesidad de ver espectáculos en vivo. Muy lindo todo lo de las pantallas pero la necesidad de compartir el ritual del teatro, del hecho en vivo y en presente, no se compara con nada. En general la gente va dispuesta a que le guste lo que va a ver, tenés que decepcionarla mucho para que eso no suceda. Por otra parte, el hecho de que las plataformas hayan reducido sus producciones también volcó más al teatro a los actores.

-Esto de estar con un pie en cada lado, se volvió cada más frecuente, ¿cómo sigue?
-Después de Buenos Aires, regreso a Nueva York y en octubre viaje a España a realizar una adaptación teatral de una comedia (la única) que escribió Lars von Trier. Y luego, película también en España con varios actores argentinos y después, el proyecto para un musical para finales de 2025 de nuevo en Buenos Aires.

Deja un comentario