Detrás de escena

Córdoba: un festival que visibiliza las diversidades sexuales

El festival El Deleite de los Cuerpos que se realiza hace más de una década en Córdoba Capital es una experiencia sensorial y reivindicativa que forma parte de la gran riqueza teatral de la provincia. Una enviada especial cuenta algunas curiosidades del encuentro con eje en la temática LGTBQ.

Texto: Meli Cuitiño / Fotos: Prensa Festival El Deleite.

«Sueles encontrarme en cualquier lugar/Y ya lo sabes, nada es casualidad«.Así reza la canción de Gustavo Cerati, que lleva de nombre El Rito, y Córdoba capital es una ciudad cargada de rituales, de costumbres en donde la maquinaria de producción cultural no para, y parece no tener límites. “Pasaron cosas” – ya lo sabemos –  y seguirán pasando, más a nivel cultural, con un tráfico de artistas y de productos escénicos imparable. Además, suele escucharse con bastante frecuencia la famosa frase: “se vienen cositas”. Y sí, en esta ciudad mediterránea de abundante material histórico, de grandes centros artísticos de producción, de teatralidades diversas y cuna de enormes y variados proyectos, no podemos negar que se encuentra en permanente estado de ebullición artística.

Desde el drama unipersonal, a la comedia de elencos estables – e inestables – en el centro de la ciudad, pasando por la tragedia y el clown, y desde la periferia al arte oficial y las disciplinas con diversidad, Córdoba es un fenómeno de espacios alternativos. Cargada de arte de vanguardia, con varietés a flor de piel, en los barrios, los teatros, los eventos y los encuentros, hay productos de arte moderno, contemporáneo – rebelde en su mayoría- y se la identifica también por su geografía, por ser un reconocido territorio cercado por las sierras de un lado y del otro.

Desde cualquier ángulo, en pleno centro urbano y a una determinada altura, podrán divisarse entre la bruma del smog que emana de la superficie, el paisaje de las sierras a la distancia: un cordón montañoso que la rodea de punta a punta. Tampoco podemos dejar pasar por alto que además de sus montes, su escena artística es rica en temáticas y poblada de innumerables salas independientes, autogestionadas con recursos propios, privadas y públicas, centros culturales municipales y provinciales: teatro under, teatro off, casonas antiguas, galpones y patios.

Córdoba es un lugar de resistencias, más que nada desde el ámbito de las artes escénicas, desde el que hacer político, con eventos diversos, repleto de material poético y estético, espacios emblemáticos, teatros históricos independientes y a sala llena, otros en ambientes más íntimos, de obras selectas y poquitas funciones. Y están las divertidas, las experiencias clownescas pero cargadas de críticas al sistema con una amplia mirada sobre las formas del hacer, los vínculos humanos y las múltiples expresiones del arte teatral. Pero como hay que seleccionar algunas producciones, vamos a hablar del movimiento de ciertos espacios.

Hace poco pasó EL DELEITE, un festival que comenzó en el 2011, con varias artistas que se conocieron en un festival de teatro LGTBQI+ en Tucumán un año antes, entre ellas Susy Shock que amadrina el evento.

Entrevistada en la Sala Sindicato de Maravillas, Noe Gall, docente e investigadora, especialista en género, feminismos, sexualidad y teatralidades, integrante y organizadora del Deleite, cuenta: “El festival surge más que nada por la efervescencia, la necesidad y potencia de encontrarse una vez al año en algún lado para poder generar nuestro propio espacio, porque nos dábamos cuenta que había otros espacios y teatros LGTBQ con otras personas que no eran de la comunidad y hacían obras sólo porque estaban de moda. Pero vimos dificultades y discusiones, entonces nos convocamos a pensar y decir qué tendría que tener un festival o qué tendríamos que hacer y nos juntamos a imaginar y a crear”. Y cuenta que eligieron Córdoba porque está en el centro del país y era mejor para todos para llegar desde distintos lugares y que así se pusieron con la tarea de gestionar y organizar de manera independiente con un posicionamiento político y autogestivo, sin subsidios estatales.

-¿Cómo comenzó El Deleite y cómo funciona?
-Comenzamos con un perfil de ONG feminista, nos sostenemos autogestivamente desde 2011 hasta 2019, Con pandemia mediante volvimos en 2024, y nos dimos cuenta de que teníamos un montón de cosas y de que se estaban muriendo muchas compañeras del colectivo trans, entonces vimos la necesidad de hacer archivo, de frenar y mirar para atrás. Entonces creamos revistas que están publicadas y se puede acceder, revistas a colaboración para que circulen. Este año todo es desesperanzador, pero dijimos que necesitamos volver al encuentro y al formato de comunidad de muchas maneras. Las vidas están estalladas pero estamos disfrutando el encuentro con formato de festival.

Entonces, ¿cómo se define el Deleite, es un festival o algo más?
-El Deleite es un encuentro, es una excusa, nos juntamos e invitamos a la gente de otras provincias. La curaduría es grupal, colectiva, y ponemos foco en el modo de producción y en las formas del hacer más allá de la disciplina, vemos quién produce, cómo, desde dónde produce, tiene que ver con el decir. También intentamos volver a nuestras amigas travestis, a que viajen, que estén y participen, como Naty Menstrual. Es otra forma de gestión cultural, no es solo producir una fecha, hay todo un conglomerado afectivo que hace que sea posible.

¿Entonces es un cruce de teatro, música, danza, performance?
-Los lenguajes escénicos van cambiando, este año tuvimos música, y mucho teatro, así nació, el teatro tiene mucha presencia e impronta fuerte en el festival, y la música también, como Susy Shock. Estuvieron las chicas de la obra Insulto en Casa Bastarda, hicimos cine en la Piojera con la peli Una casa que no tiene techo, sobre la vida de Maite Amaya y el largo documental de Ariel Astrada sobre su proceso de obra Deshojado, unipersonal de un actor ciego. Y hubo más obras de teatro que trajeron elencos de afuera, por ejemplo de La Rioja con La Mala Hora y sus críticas a lo territorial desde un procedimiento queer, la temática de quien produce mantiene una corporalidad LGTBQ y una crítica a la violencia. También estuvo la obra Yegua de Troya de San Marcos Sierra, en cuya curaduría participó Mostro Producciones de Lucas Valaco, por lo que debimos confiar en criterios de otras personas para traer al festival trabajos y obras que no habíamos visto. También pasó La Cogolla que es un espectáculo de Buenos Aires de stand up de humor, viene de la tribu de la Susy y hubo obras de Córdoba, como Raras con temática de visibilidad lésbica y En el Torbellino ‘sexual’ de la Noche, de Jeff Clover en el ciclo de teatro Hablo por mi Diferencia. Y además Naty Menstrual que trajo su show performático, de poesía y lectura. Finalmente tuvimos una fiesta de cierre en donde tocaron bandas y participaron grupos como las Tranki Punki que nos acompañan desde la primera edición del Deleite.

¿Cómo organizan una convocatoria tan amplia?
-Es que hay contingencias de la vida, por lo que hay gente que se suma y se baja, y así va saliendo la grilla. A eso le sumamos otras actividades como la del merendero Lucía Pía que gestionaba la Pepa Gaitán (Natalia Gaitán, asesinada por ser lesbiana, en Córdoba el 6 de marzo de 2010 a sus 27 años por Daniel Estaban Torres) junto a su mamá y su hermana Yamila. El espacio continúa y bueno os acercamos, vemos qué necesidades tienen, como por ejemplo trabajar la sensibilización en la adolescencia trans con actividades y talleres  para sostener espacios de diálogo con infancias y adolescencias. Así, quedamos con el compromiso de volver una vez al mes para sostener el espacio, porque yo pienso que soy tía, tengo muchos sobrinxs, y en este caso le arrebataron su tía a la hija de Yamila, entonces lo menos que podemos hacer es acercarnos, estar y compartir, hacer actividades de sensibilización, todo eso es El Deleite.

-Más allá de lo artístico, hay un fuerte compromiso social, ¿no?
-Claro, nos encuentra con otras realidades donde hay mujeres que hacen ollas populares y dan de comer a los vecinos todas las noches. Buscamos no mantenernos solamente con un mensaje en el escenario sino en cómo usar redes para eso, para acercarnos. Hacemos de todo, digamos, con cada amiga que volvemos a ver, a través del abrazo, del encuentro, saber de la vida de la otra, saber que hay redes y comunidad y no sólo en la ciudad, saber que pueden intentar moverse y sostener con precios en las entradas que son módicas. Todo eso significa El Deleite de los Cuerpos, que es más que un festival de teatro.

Por las noches del Deleite en Córdoba pasaron, entre otras obras:

LA MALA HORA – Teatro policial Riojano Una obra sobre Crímenes policiales de La Rioja a la hora de la siesta.  Los cuerpos tirados en el espacio, a modo de caída libre desde el escritorio y la silla, parecen en movimiento pero es una foto fija, es una imagen congelada en stop que hace que ingresemos a la sala como si fuera otra atmósfera distinta, otro clima. Nos hace entrar una especie de Terminator o algo así, delgado, con lentes negros y guantes de látex. Él saca las fotos para tener evidencias durante la función. Las pruebas más concretas, la imagen plasmada, real. Ellas relatan de qué se trata el caso, abajo de las cajas hay otro personaje con sombrero de cowboy, sale a escena y la obra es contundente, descarada, vital.

RARAS – Manifiesto Poético Inconveniente Con la frase “los intensos intentos de hacernos desaparecer”, Vir Peña, la actriz protagonista, expresa: Yo no elegí ser lesbiana, sólo tuve suerte. Y el trabajo escénico y corporal de una espalda que habla y pide disculpas, perdón al público. Hace unas contorsiones, sus brazos se abrazan y se convierte después en la Agonía, una diosa con sus mambos de colección para encarnar luego a La Santa Lesbiana que reza y finaliza la oración con un “hiiiimen”. También es una futbolista, cómo la Pepa Gaitán, que fue asesinada a quemarropa por el padrastro de su novia. Todo eso es RARAS, la obra unipersonal que estuvo en la sala Sindicato de Maravillas.

EN EL TORBELLINO DE LA NOCHE Las imágenes de este unipersonal transportan a la atmósfera de un thriller del cine de los ’90. Parece la foto de un personaje en un callejón o en la puerta misma de un antro desesperado y olvidado por el alcohol y el pucho. Es una puesta minimalista con cuero y tapado de piel, cargada de deseo, de oscuridad y misterio en donde el sexo, la carne y la sangre hacen un juego maravilloso en la corporalidad del actor de voz profunda y cautivante. La imagen hipnotiza y atrapa en un relato de fuego y romance maricón. Cómo no dejarse llevar por esa voz, por ese gesto en el cuerpo, el trabajo de Jeff Clover es apabullante, arrollador. La dirección es de Pablo Ignacio Huespe y los textos de Marcos Bueno. Famélica y con el corazón roto, repite el personaje como un mantra para agregar que: Debajo de mí nombre estoy yo, debajo de mí nombre está el deseo.

YEGUA DE TROYA Con planos distintos para ver y apreciar la realidad que nos circunda, se pueden, quizás, “cabalgar” otras posibilidades de acción. Penélope espera, teje y desteje. Pero hay una actriz encarnando un drama, cuidado, que es una trampa. Todo estalla. Nada es lo que parece. Parece una broma pero es verdad, dice la protagonista. En esta obra, algo nos dice que para poder entrar en donde queremos estar, a veces hay que buscar nuestros propios caballos de batalla, eso dicen. Si algunas situaciones se nos escapan de nuestras manos seguiremos esperando el verdadero cambio… pero en nombre de qué? El trabajo de Lola Querida (Soledad Lopez Vaca en actuación y Violeta Zorrilla.en dirección) nos lleva a un pasado y un presente que está a punto de transformarse en la medida en la que todo está a punto de pasar…la decisión está al alcance de nuestras manos, o no. Veremos.

Deja un comentario